Bahía de Cádiz

Detenida una banda especializada en robar la recaudación de tragaperras

Logró hacerse con 15.731 euros del interior de las furgonetas que recogían el dinero por la Bahía de Cádiz

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La Policía Nacional ha detenido esta semana a tres hombres a los que se le achaca una oleada de robos muy especializados que ha tenido lugar en la Bahía en los primeros días de agosto: robaban la recaudación de máquinas tragaperras del interior de las furgonetas dedicadas a recogerlas.

Los golpes se fueron sucediendo en pocos días en Cádiz, San Fernando y El Puerto, y siempre a los vehículos de una misma empresa. Cuando el empleado encargado de recoger la recaudación se apeaba del vehículo y entraba en los bares, los ladrones entraban en acción. Lo más singular del caso es que en algunos casos las furgonetas aparecieron abiertas, como por arte de magia, sin que se hubieran forzado las cerraduras. Lo que sí reventaban era la caja de caudales del interior. Con el mismo 'modus operandi' se han cometido tres robos, aunque el botín en cada golpe fue bastante cuantioso: por ejemplo, en el perpetrado en Cádiz se llevaron 7.000 euros; en San Fernando robaron 4.735 euros; y en El Puerto, la recaudación birlada fue de 3.996 euros. En total, 15.731 euros obtenidos de estos furgones que, aunque están preparados, no son blindados. Los grupos de investigación de la Policía descubrieron que en torno a los tres robos aparecía siempre una furgoneta de la marca Citröen de color gris, que podría estar relacionada con este misterioso caso.

Al fin, el pasado 12 de agosto, los policías hicieron un seguimiento a la citada furgoneta gris y pillaron a los tres supuestos ladrones cuando iban a cometer supuestamente un cuarto robo en las inmediaciones de la pedanía del Colorado, en Conil. Los detenidos eran F. J. S. G, de 24 años y con 32 detenciones, E. B. C, de 20 años y 34 antecedentes policiales, y R. P. M, de 23 años y 14 detenciones. En el interior de la furgoneta gris, además de alicates, martillos, mazas y rotaflex, con las que destrozaban supuestamente las cajas fuertes, llevaban un inhibidor de frecuencia, con el que impedían que el conductor cerrara el vehículo. De ahí que las puertas siempre aparecieran abiertas sin un rasguño.