Benedicto XVI y los jóvenes

Ayer llegó a España el papa Benedicto XVI para presidir una nueva edición de la Jornada Mundial de la Juventud. Los reyes, el presidente del Gobierno, el líder de la oposición y otras autoridades acudieron a recibirlo con toda normalidad institucional, desoyendo las voces de las minorías radicales que criticaban una visita a todas luces legítima. La propia Constitución española, al afirmar la no confesionalidad del Estado, dice que se mantendrán relaciones con las distintas religiones practicadas en España y por razones históricas y sociológicas señala en especial a la católica. El papa quiso destacar en sus primeras palabras en nuestro país que en situaciones de crisis debemos apoyar a las generaciones nuevas y darles esperanza y que la relación entre la libertad y la verdad es tan profunda que no cabe invitar a creer sin ser antes libres. Ambos mensajes son muy certeros y merecen ser escuchados tanto por los fieles católicos como por ciudadanos no creyentes. Como hemos visto en los sucesos de Londres de hace unos días, uno de los retos principales de las democracias contemporáneas es generar costumbres cívicas que sean asumidas por los jóvenes y que permitan la convivencia. La religión católica puede ser fuente de valores como el respeto, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y el compromiso social. La Iglesia en España tiene una larga tradición de servicio a la sociedad y debe continuar en esta senda de promover el entendimiento entre todos. Por eso, el segundo mensaje del papa más intelectual de los últimos tiempos fue tan acertado, reclamar la libertad como paso previo a la aceptación de las verdades que conforman la fe. De este modo, el pluralismo de cualquier sociedad democrática se puede ver enriquecido por aportaciones desde opciones religiosas, desde la persuasión y nunca como imposición. La libertad y la falta de obstáculos para practicar la religión que uno pueda elegir es también la libertad frente a cualquier religión. La voz del papa desde Madrid será escuchada estos días por millones de personas y su mensaje espiritual merece la atención de todos.