La parricida de Alicante confiesa que asesinó a su hija
La detenida, a la que se le había retirado ya la custodia de otros tres niños, prefirió matar a la pequeña antes de que también se la quitarán
Actualizado:Raquel R. B., la presunta parricida del barrio alicantino de Los Ángeles, confesó ayer que mató a su hija, Sheila, de 3 años, el miércoles por la tarde, al regresar de un paseo, mientras la pequeña dormía la siesta, según informaron a este diario fuentes de la investigación.
La sospechosa, de 33 años, no detalló la mecánica homicida. Aunque en un principio se pensó que la había estrangulado con sus propias manos, los agentes del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía se inclinan ahora por la hipótesis de que asfixió a la niña tapándole la boca y la nariz.
La detenida tampoco ha especificado a los investigadores los motivos que la llevaron a cometer tal atrocidad. Pero las pesquisas apuntan a que prefirió acabar con la vida de la criatura antes que entregársela a los servicios sociales, que ya le habían quitado la tutela de sus otros tres hijos, de 7, 9 y 11 años.
De hecho, un día antes del crimen, el martes por la mañana, un funcionario se presentó en su casa y le notificó que la Generalitat Valenciana había declarado en desamparo a Sheila al apreciar ciertos «indicadores de riesgo». El técnico no pudo llevarse consigo a la pequeña porque, según la madre, se hallaba en esos momentos fuera del domicilio, con su actual pareja.
El miércoles pasado, unas horas antes del crimen, la mujer se entrevistó con técnicos de la Sección de Protección e Inserción de Menores. En esa entrevista, Raquel mostró «una actitud de colaboración, carente de «enfrentamientos y conflicto», según el departamento.
Sobre las ocho menos cuarto la tarde de ese día, su novio efectuó una llamada a Emergencias 112. Este testigo, que salía con la mujer solo desde hace unos quince días, relató a los agentes que su pareja acababa de comunicarle que la niña no respiraba. Al igual que la menor, el hombre se había quedado dormido al regresar del paseo vespertino. Al despertar, la tragedia se había instalado ya en la vivienda. Un vecino contaría más tarde que le había escuchado gritar a Raquel: «¿Pero qué has hecho? ¡Tienes que venir conmigo a comisaría!». Cuando los policías llegaron al domicilio se encontraron con el cadáver. Al parecer, la madre confesó en esos momentos que ella le había quitado la vida con sus propias manos. Los indicios recabados hasta ahora por los agentes de Homicidios parecen alimentar la teoría de que la parricida confesa tomó la fatídica decisión de forma instantánea, horas después de comprobar, a través de su visitas a los servicios sociales, que había perdido otro hijo.