«Vendí mi moto para pagarme el viaje»
Este joven de 21 años, que gana 50 dólares al mes como monitor en una escuela salesiana, se siente «un verdadero cristiano»
MADRID. Actualizado: GuardarVendió su moto, pidió dinero prestado y cruzó medio globo para llegar a Madrid con una mochila al hombro, su mejor sonrisa y mucha ilusión. A sus 21 años, Neto Francisco sabe bien lo que es luchar en esta vida. Ayuda a su madre a mantener a sus cuatro hermanos en Luanda (Angola) y aunque «fue muy complicado» venir a las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) este muchacho rebosa entusiasmo al expresar su «ilusión» y «alegría» por haberlo conseguido.
Neto no lo tuvo fácil. «No me dieron el 'patrocinio' (la ayuda económica) para pagarme el viaje». En su casa no había mucho dinero, una vez que el padre les abandonó. Los mayores ingresos los consigue su madre, una mujer que se mata a trabajar vendiendo ropa en un mercado de Luanda para sacar adelante a su prole. Él, por su parte, es monitor de informática en el Centro de Formación Profesional Don Bosco, donde gana unos 50 dólares al mes que aporta a la precaria economía familiar. «Por eso tuve que vender muchas cosas para pagarme el pasaje, entre ellas mi moto. Luego también tuve pedir dinero prestado a familiares y amigos», explica.
Y es que la JMJ resonaba muy fuerte en su círculo, no solo en el trabajo, sino también en su parroquia, donde, pese a su juventud, imparte catequesis a los niños. A través del Movimiento Juvenil Salesiano conoció el medio para llegar a Madrid y no dudó en sumarse a una experiencia «que será muy importante para mi vida».
Con una amplia sonrisa, este joven asegura que no le ha importado la venta de la moto o el que a su regreso tenga que trabajar el doble para pagar las deudas, porque la experiencia «será beneficiosa para mi formación, para mi fe. No es fácil llegar hasta aquí y he tenido la posibilidad de estar gracias a Dios». Antes de partir, su madre y hermanos le dieron «mucha fuerza y ánimos», porque «ellos esperan que haga cosas muy importantes».
Después de estos primeros días en España, en los que ha tenido ya la oportunidad de conocer a jóvenes que como él han llegado de otros países, Neto siente que «está cambiando mi vida, y todavía no hemos tenido un encuentro con el papa, pero el tiempo que llevo acá noto que muchas cosas están cambiando. Me siento como un verdadero cristiano».
Según explica, «es una experiencia entre personas llegadas de todo el mundo y cada uno tenemos una manera diferente de vivir la vida cristiana. Veo cómo viven, cómo lo vivo yo y cómo lo debo hacer para estar en el buen camino».
Aunque todavía quedan muchos días de JMJ, Neto Francisco, que reside en el Colegio María Auxiliadora de Madrid, toma nota de todo lo que ve, escucha y aprende, porque «todas estas experiencias se las voy a transmitir a mi pueblo», a los niños a los que enseña la fe en su parroquia de Luanda.
Su primera experiencia lejos de casa, que dice que es «maravillosa», también le servirá para su vida personal. Tiene claro que su objetivo en la vida es casarse y «tener una familia cristiana», pero reconoce que «todavía estoy preparándome».