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Los más fieles
Actualizado: GuardarMucha batería -rataplán, plan, plan- y los típicos estribillos que terminan con un largo y machacón 'Guaooo', 'Guaooo'. No pongan cara de sorpresa. ¿Qué otra banda sonora se imaginaban? El himno de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid (JMJ) no dará vidilla a ritmo de canto gregoriano. Nico Montero, con una amplia experiencia en pastorales juveniles, sabe muy bien lo que hace. El cantautor gaditano ha compuesto 'Firmes en la fe' para el millón y medio de fieles -entre 14 y 30 años- que piensan vitorear al Papa a partir de mañana. Repetimos: millón y medio. Es la cifra más optimista que se baraja.
«¡Arde! ¡Préndete! / Y alumbra hoy la tierra con Su amor». Ya ven, Nico saca su vena más mística e incendiaria. Buena manera de recrear el espíritu de la JMJ, con alegría y soniquete de balada veraniega. Estos días, hasta el próximo domingo, cuando Ratzinger se despida a pie de escalerilla en Barajas, seremos testigos de un fenómeno que calentará el ambiente. Todavía más, ya que se esperan temperaturas en torno a los 35 grados.
A tres meses de las elecciones, el pontífice se entrevistará con Zapatero, Rajoy y la familia real. La suya será una agenda apretadísima, entre baños de masas y celebraciones religiosas, que no aliviará ni el árbol artificial ¡de siete metros! que va a levantarse en Cuatro Vientos para rebajar en tres grados la canícula. No importa. Nadie se amilanará. Ni el Papa, que ya ha cumplido 84 años, ni los jóvenes que han decidido apiñarse en Cibeles, Paseo de Recoletos y la Puerta de Alcalá.
He aquí tres ejemplos, con nombres y apellidos, de las nuevas generaciones que jalearán al obispo de Roma: Alfonso Rodríguez-Ponga, Begoña García y Pablo Emilio Rull. Tienen entre 22 y 27 años, carrera universitaria y un estado de ánimo -«hemos encontrado la paz y la felicidad»- que les permite mover montañas. No les cabe la menor duda de que el Espíritu Santo seguirá haciendo de las suyas. Tarde o temprano obrará el milagro.
Así se explica que no les angustie el panorama que pintan los sondeos que, año tras año, se hacen a pie de iglesia. La proporción de españoles que se consideran creyentes ha caído al 71,7%, diez puntos menos que hace una década, y entre los menores (de 18 a 24 años) se ha desplomado hasta el 56,8%. Son datos de julio, elaborados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), y todo apunta a un declive imparable.
«Firmes e intrépidos»
Alfonso, Begoña y Pablo Emilio responden, con más o menos matices, al perfil de católicos practicantes entre 15 y 29 años que arroja la Encuesta de Juventud del CIS. Son moderados en las formas y contundentes en sus convicciones. Respetan a los políticos y tienen fe en el futuro.
Vayamos al detalle: según ese estudio estadístico, los chicos y chicas de misa dominical confían más en el juego democrático (31% frente al 19% de los ateos y el 14% de los agnósticos) y muestran un grado menor de irritación o indignación ante el panorama político (30% en comparación con el 37% de los ateos y el 45% de los agnósticos). Se les ve optimistas y seguros de sí mismos.
«¡La JMJ es una fiesta con el Papa y Cristo! Seguro que sale perfecta», anticipa Alfonso Rodríguez-Ponga, un madrileño de 22 años que disfruta poniéndose el listón muy alto. Compagina el último curso de Historia, en la Complutense, con tercero de Administración y Dirección de Empresas en el Centro Universitario de Villanueva. Y encima, le sobran horas para cumplir con sus deberes dentro de la Congregación Mariana de la Asunción, un movimiento de laicos de la archidiócesis de Madrid.
No hay más que leer sus estatutos para comprobar que no se andan con chiquitas. El objetivo primordial de este colectivo reza en los siguientes términos: 'Formación de perfectos católicos -íntegros, firmes e intrépidos- que luchen por la gloria de Dios y de su Santísima Madre y por la salvación de las almas'. Un ideal que persiguen, sin darse respiro, recurriendo a ejercicios espirituales, confesión, rezos, exámenes de conciencia... Nada que asuste a Alfonso ni a su novia, Begoña.
Así de claro. Alfonso colabora en el departamento de redes sociales de la JMJ (Facebook, Twitter, Flickr, Tuenti...) y Begoña coordina el voluntariado de la congregación de cara a las jornadas. «¡Contribuyo a movilizar a a unas 150 personas!», detalla con orgullo la pareja de Alfonso. Le sobran razones para estar contenta. Acaba de terminar la carrera de Derecho en la Universidad Complutense y en septiembre empezará a trabajar en un despacho del selecto barrio madrileño de Serrano.
Begoña tiene la vida medianamente resuelta, lo cual no impide que entienda las reivindicaciones del colectivo 15-M: «Comprendo su frustración, por supuesto que sí. Pero, mira, yo me aferro a un mensaje de esperanza. Jesús nos acompaña». Tanto ella como su novio se definen como demócrata-cristianos. Sin darle más vueltas «al asunto político», porque tienen las miras más elevadas. «Un creyente no puede estar afiliado a ningún partido. La obediencia a Dios y la Iglesia están por encima de todo eso», reflexiona Alfonso con una sonrisa.
El récord de Filipinas
La JMJ de Madrid dejará huella. No se alcanzará el fervor de los 5 millones de fieles que abarrotaron Manila en la Jornada Mundial de 1995, pero el espectáculo está servido. «Pero, oye, tampoco hay que exagerar. Si yo te contara... He tenido que lidiar con movidas mucho más complicadas. No exagero. Ahora controlaremos a 200 chavales en Madrid, pero hemos llegado a montar programas de actividades para 400 en alguno de nuestros encuentros», aclara Pablo Emilio Rull, coordinador a nivel nacional de los adolescentes que pertenecen a Renovación Carismática Católica.