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Sociedad

PREMIOS Y CASTIGOS

MANUEL ALCÁNTARA
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El dinero provoca grandes dolores de cabeza a quienes lo tienen en abundancia, pero las cefaleas afectan más a quienes no lo tienen. Se conoce que son democráticas y que el organismo humano no repara en el profuso reparto de dolencias. El primer ministro británico, David Cameron, al que le ha sentado muy mal que le hayan cortado sus vacaciones, está decidido a cortar por lo sano, pero parece que todo está podrido y no sabe por dónde empezar. De momento quiere castigar a los saqueadores y ha planteado en el Parlamento que se queden sin subsidios los que protagonizaron los disturbios. Hay cerca de 1.500 delincuentes arrestados por dedicarse al pillaje durante los cuatro esplendorosos días que duró el vandalismo. Retirar las ayudas sociales a los que ayudaron a establecer el caos es sin duda la primera medida. Lástima que no haya estado precedida por algunas que evitaran el gran cabreo colectivo. No son las moscas las culpables de los estercoleros, sino al revés. Habría menos ejemplares de estos dípteros molestísimos si no hubiese tantos sitios donde se hacinan los desperdicios.

Hay que aprender de Europa, aunque sea maestra confusa. Alemania nos sugiere que vendamos oro para pagar la deuda y dicen que si liquidáramos nuestras reservas podríamos embolsarnos -de no caer en saco roto- unos 11.300 millones de euros. Hay compradores, pero también hay antecedentes de ventas desastrosas. «Enhorabuena al que compra, no al que vende», se suele decir en muchos pueblos cuando se cierra un trato.

Nuestra gran preocupación es que los futbolistas no vayan a la huelga, no que vaya más gente al paro. Hay que acostumbrarse a pagar y no basta con reconocer las deudas. Nos pueden castigar sin Liga y a ver qué hacemos sin los partidos de fútbol de casi todos los días. Eran nuestro único premio y tenían la ventaja de que podíamos recogerlo en el sofá, relajados, aunque nos doliera algo la cabeza.