El movimiento Valcárcel se resquebraja
La rama más radical del colectivo que pretende que la ocupación sea permanente se enfrenta al resto de compañeros que se oponen en firme
Cádiz Actualizado: GuardarLa tensión campa a sus anchas entre las paredes del antiguo colegio Valcárcel. La unión, el trabajo en equipo y la soberanía de las asambleas parecen haber pasado a un segundo plano para dejar el primer puesto a los enfrentamientos entre los distintos grupos que trabajan en el viejo edificio. Los integrantes de la plataforma Valcárcel Recuperado se han unido ante las grandes adversidades como la amenaza de un posible desalojo tras la denuncia puesta por la todavía propietaria del inmueble, Zaragoza Urbana. Sin embargo también se ha dejado llevar por los enfrentamientos propios de la convivencia y las diferencias que han provocado diferentes perspectivas de un mismo movimiento.
Algunos de los asistentes regulares a las asambleas y participantes de diversos talleres han comentado a título personal sus impresiones sobre lo acontecido en las últimas semanas. Estas personas han afirmado que en las dos últimas semanas el «buen rollo» que había entre los compañeros «ha desaparecido» y ahora solo hay «tensiones no resueltas». La raíz de estas grietas que pueden amenazar la continuidad del movimiento surge ante la posibilidad de que Valcárcel se convierta en un sitio ocupado y no recuperado; un matiz que llevan defendiendo a capa y espada desde el pasado junio y que hasta ahora ha tenido una línea que separaba ambos conceptos y que los 'recuperadores' se han negado a traspasar.
Cruzar esa línea es lo que ha enfrentado a los más radicales del movimiento con el sector más conservador y precavido. Una línea que se propuso pasar durante la marcha de los 'indignados' a Madrid al invitar los caminantes gaditanos a otros compañeros a participar del proyecto de la Casa del Pueblo aunque sin acordar previamente los términos de su colaboración. Algunos de los asistentes regulares a las asambleas y partícipes del movimiento desde sus orígenes en la plaza del Palillero han señalado que los caminantes «ofrecieron» a otros indignados procedentes de diversas partes de España trabajo y cama (o más bien colchoneta y suelo) a los compañeros 'indignados'; un gesto que va más allá de la hospitalidad de los integrantes de Valcárcel Recuperado y una proposición que va totalmente en contra de los acuerdos tomados en asamblea.
A mediados de julio, en una de las primeras asambleas que se celebraron en el patio del antiguo colegio, los asistentes votaron una propuesta cuyo objetivo era garantizar la recuperación del edificio y evitar a toda costa que se convirtiera en un alojamiento improvisado a pie de playa. La iniciativa en cuestión proponía que ninguna persona pasase más de 48 horas en el colegio para evitar que se les acusase de ocupación. La decisión, aprobada por unanimidad, fue hacer turnos nocturnos formados por dos o tres personas que fuesen rotando para evitar malas interpretaciones.
Por tanto, el ofrecimiento que realizaron los 'indignados' al resto de compañeros de caminantes iba en contra de los principios adoptados por esta asamblea y ha sido el motivo de que a la Casa del Pueblo le salgan las primeras grietas. Fuentes cercanas al colectivo aseguraron que «durante la marcha, la opinión de algunos compañeros se ha radicalizado y se ha separado del tono de diálogo que venían utilizando hasta ahora». Mientras que los más conservadores y precavidos se acogen a los dictámenes de la asamblea, los más extremistas se acogen al concepto más amplio de libertad que vienen defendiendo desde el 15 de mayo. La falta de acuerdo entre ambos bandos ha provocado que algunos integrantes que han estado en este movimiento desde el principio hayan abandonado el proyecto de recuperar Valcárcel pese a haber puesto en él ilusión y energías.
Este malestar no solo ha sido evidente en las propias asambleas que se han celebrado o en algunos de los talleres y reuniones organizadas en estas dos últimas semanas. Inevitablemente, el conflicto ha pasado también a las redes sociales y en uno de los portales donde aportan información se han dejado entrever comentarios reticentes a lo vivido y la tensión creada entre ambos lados. No se sabe si finalmente será la orden de desalojo la que acabe con uno de los movimientos más activos que ha tenido la ciudad en los últimos años o serán los propios integrantes de este colectivos los que le pondrán punto y final.