Editorial

Lloret y el modelo turístico

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Como cada verano, también este agosto está plagado de incidentes en Lloret de Mar, localidad de la gerundense Costa Brava en la que abunda el turismo de sol, playa y garrafón. En los últimos días, ha habido enfrentamientos nocturnos entre grupos de jóvenes turistas ebrios de distintas procedencias, agresiones a la Policía y detenciones de docenas de vándalos. Las autoridades locales postulan un cambio de modelo turístico encaminado a una mejora cualitativa de la oferta, que se adoptaría a una demanda más selecta y de mayor poder adquisitivo. Sin embargo, tropiezan con la resistencia más o menos explícita de los comerciantes, que se oponen a cualquier profilaxis porque han orientado sus negocios para satisfacer a este público conflictivo que acude a la llamada del alcohol barato y que suscita inseguridad, violencia y caos. Parece evidente que el dilema entre continuidad y reforma no tiene sentido y que las autoridades turísticas catalanas, empeñadas en poner en valor la magnífica Costa Brava, tienen que impulsar un cambio radical que devuelva Lloret de Mar a sus pacíficos ciudadanos y expulse a los energúmenos que devalúan la imagen de nuestro país como destino turístico.