El cantaor José Mercé, al que Morao acompañó a la guitarra durante décadas, no pudo ocultar ayer su dolor por la pérdida | JAVIER FERGO
luto en el flamenco

«Es una pérdida grandísima, se ha ido uno de los puntales de nuestro arte»

Personalidades del flamenco y la cultura pasaron ayer por el tanatorio de Jerez, donde hoy a las 12 se celebrará el funeral

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Rostros rotos de dolor, lágrimas y la impotencia de la pérdida «de alguien tan grande y tan virtuoso demasiado pronto». Así lo expresaba con el corazón en un puño la cantaora Tomasa Guerrero la ‘Macanita’, una de las muchas artistas del flamenco que ayer desde muy temprano se acercaron al Tanatorio de Jerez para transmitir su pésame a los familiares de Manuel Moreno ‘Moraíto Chico’.

Macanita no dejaba ayer de repetir el impacto que ha supuesto para casi todos la pérdida del gran tocaor flamenco, y es que pese a que se sabía de su enfermedad «sus ganas de vivir y su fuerza nos daban esperanzas a todos».

Alonso Núñez ‘Rancapino’, otro de los ilustres del cante flamenco, no pudo aguantarse la pena, y por eso ayer tras salir de presentar sus condolencias no solo destacó que «es el mejor tocaor que he escuchado en mi vida», sino que añadía compungido «lo de Morao es una pena muy grande, era tan joven».

Uno a uno, lo más granado del arte flamenco, de la cultura y de la sociedad de Jerez aparecieron por el lugar en el que Juana Jiménez y sus tres hijos Diego, Manuel y Teresa, le dieron el último adiós al esposo, al padre, al artista y, sobre todo, a una gran persona.

Y es que fue precisamente su calidad humana, su compañerismo, su sentido del humor lo que pusieron de relieve los que lo conocieron, que ayer se esforzaban en destacar, más allá de los tópicos, que Morao «era un ser excepcional, un artista que ha sentado cátedra, pero sobre todo una bellísima persona», como dijo Fernando de la Morena.

Por eso para los presentes ayer en el Tanatorio de Jerez la pérdida será irreparable. «Se ha ido uno de los puntales de nuestro arte, sin exageraciones, con mayúsculas», decía Pepe de Lucía, mientras al velatorio seguían llegando artistas como Niña Pastori, Arcángel, Pansequito, Diego Carrasco, Joaquín Grilo, por mencionar solo algunos.

Sin duda, uno de los más afectados fue José Mercé, compañero de fatigas y escenario de Moraíto Chico durante las últimas décadas, que no fue capaz ni de dirigirse a los medios para dedicar unas palabras a su amigo del alma.

Junto a él, a su familia, a los representantes del flamenco y a toreros como Juan José Padilla, políticos como Pedro Pacheco o televisivos como Ismael Beiro, destacaban sus vecinos de Santiago, que no podían contener el llanto y que recordaban lo que le gustaba bajar a su bar y charlar con los amigos.

También hizo acto de presencia la alcaldesa, María José García-Pelayo, que lamentó «profundamente» el fallecimiento de un «grandísimo artista admirado por derrochar un arte muy personal y peculiar», y llegaron pésames como el del presidente de la Diputación, José Loaiza, quien remitió un telegrama de condolencia a la familia.

También tuvieron ayer un recuerdo para el maestro del toque, que hoy recibe sepultura en el cementerio de La Merced tras un oficio religioso a las 12 h. en el tanatorio, la Consejería de Cultura y la directora del Instituto Andaluz del Flamenco, Ángeles Carrasco, que dijo de él que era «un tocaor imprescindible en la historia del arte jondo y su muerte repentina ha supuesto una enorme pérdida para todos».