El pasado
A Zapatero y a tantos otros dirigentes europeos los mercados les han amargado las vacaciones
Actualizado: GuardarNo comment», dijo Trichet y las bolsas se desplomaron, la famosa prima dio un triple salto mortal hacia cotas inimaginables y la moral de la eurozona rodó por los suelos. Apenas unos días después, los malvados de Standard & Poor's le robaron una A al trío que calificó durante décadas la confianza en la economía norteamericana. Y entonces fue Obama quien se puso de los nervios. A Zapatero y a tantos otros dirigentes europeos los mercados y, de nuevo, las denostadas agencias de calificación le amargaron las vacaciones. De forma apresurada, Berlusconi dio un giro copernicano a su proyectado proceso de reformas pero al Gobierno de ZP, en las postrimerías de su mandato, ya no le queda gran cosa por hacer que pueda arreglar el vertiginoso descalabro del Ibex 35 y tampoco tiempo para su tramitación. El reverso de la moneda está en Sanxenxo donde el líder de la oposición apura los últimos sorbos de la calma chicha que en su partido precede al cambio político. Medita el futuro bajo una nubosidad variable y una tibia temperatura veraniega, que le permite salir a navegar pero sin aventurarse mar adentro. Por supuesto, lejos de grandes riesgos. Y sin encarar peligros innecesarios, que aprecia en las aguas empantanadas del populismo donde se adentra Rubalcaba, quiere llegar también al 20 de noviembre. Prefiere viajar con seguridad, embarcado en un estricto calendario de revelación de secretos que prepara cuidadosamente este verano para presentar en otoño las medidas que se propone aplicar desde el poder. Entre tanto, los 'populares' emulan a su jefe saboreando las últimas vacaciones confortables. Y, en la memoria, el pronóstico de Jesús Posada. «Disfrutad todo lo que podáis ahora porque cuando ganemos las vamos a pasar canutas. Esto os parecerá el mejor mundo posible porque nos caerán palos y crisis de todos lados pero ya no podremos echarle la culpa al Gobierno», les dijo tras el triunfo del 22-M el parlamentario senior, que oficia de consejero emérito del grupo popular.
Después del 20 de noviembre, los populares -si se cumplen las previsiones de todos los sondeos- se sentarán en el agridulce sillón del poder y empezarán a darse cuenta de que Jorge Manrique tenía razón cuando aseguraba, en las Coplas a la muerte de su padre: «.a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor». Y empezarán a sentirse como el protagonista de la última película de Woody Allen, 'Midnight in Paris', en la que nos hace disfrutar de sugerentes noches en la ciudad luz. Como Gil (Owen Wilson) que adoraba la Belle Époque, los dirigentes del PP -acosados por la crisis- añorarán el pasado para soportar el presente. Pero pronto se darán cuenta, como el guionista norteamericano, de que la amante de Picasso (Marion Cotillard) soñaba con el París de Toulouse-Lautrec y Van Gogh hasta que descubrió que estos echaban de menos el Renacimiento. Y así, sucesivamente.