Economia

¡Que Italia y España vendan su oro! piden políticos alemanes

Dirigentes de los partidos socios de la coalición que apoya al Gobierno de Merkel ya propusieron a Grecia desprenderse de islas

MADRID. Actualizado: Guardar
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Políticos del CDU y del FDP, partidos alemanes socios de la coalición que sostiene al Gobierno liderado por Angela Merkel, han propuesto que España e Italia vendan parte de sus reservas de oro y privaticen cuantos bienes aún restan en manos públicas, con el fin de reducir su déficit y no aumentar su endeudamiento. La sugerencia ha visto la luz en el diario 'Financial Times Deutschland', y está promovida por el vicepresidente del grupo parlamentario de la CDU, Michale Fuchs y el experto del FDP Frank Schäffler.

No es la primera vez que el liberal Schäffler aconseja a los estados con problemas desprenderse de sus propiedades. La pasada primavera recomendó a Atenas vender alguna de las islas griegas para hacer frente al grave endeudamiento.

La tesis que defienden estos políticos es que un país «muestra su seriedad» si, antes de pedir ayuda a otros, acude a los propios bienes.

La fuerte revalorización del oro, convertido en inversión-refugio, justificaría los planteamientos de los políticos alemanes. Con un precio superior a 1.770 dólares la onza, el valor de las reservas españolas -9,05 millones de onzas, guardadas en la caja fuerte de sus sótanos, pero también en Londres, y en Fort Knox- podría rondar los 11.300 millones de euros. Italia, por su parte, dispone de reservas del dorado metal que estarían en torno a un valor de 95.000 millones.

Junto a las sorprendentes propuestas de los líderes germanos, otras declaraciones oficiales ponen de manifiesto el malestar de un grupo de países europeos ante la eventualidad de aumentar las ayudas a sus socios en dificultades. Un aumento «significativo» del fondo de rescate de la Eurozona podría tener consecuencias en la solvencia de los Estados miembros que lo garantizan, entre ellos Holanda, advirtió el ministro de Finanzas de los Países Bajos, Jan Kees de Jager, en una carta dirigida a la cámara baja del Parlamento.