EEUU promete mantener el dinero muy barato hasta mediados de 2013
La Reserva Federal persigue apuntalar un crecimiento «considerablemente más lento de lo esperado»
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarCon casi toda la munición gastada en el tortuoso recorrido de la crisis desatada en 2008, pocos esperaban ayer que la Reserva Federal (FED) sacara de la chistera alguna solución ingeniosa para estimular las sombrías perspectivas que se ciernen sobre la economía de Estados Unidos. Aún así, Wall Street se pasó buena parte de la mañana especulando si el equipo que dirige Ben Bernanke iba a dejar a un lado la atonía de sus últimas comparecencias para aportar una infusión de confianza en un momento donde la clase política se ha quedado sin aliento para influir en los mercados.
No hubo tal sorpresa y la FED optó por una medida previsible: ampliar hasta mediados de 2013 la política monetaria de tipos de interés a niveles muy bajos. En concreto, se mantendrán entre el 0% y el 0,25%, donde permanecen sin cambios desde diciembre de 2008. Más allá de eso, el comunicado es sobre todo una pieza donde domina el mensaje de la precaución dado los «riesgos» que acechan. También constata que el crecimiento económico del país es «considerablemente más lento de lo esperado».
Sin concretar plazos, la institución asegura haber discutido el abanico de herramientas disponibles para promover una fuerte recuperación económica y asegura que está preparada para aplicarlas de forma apropiada, aunque no concreta ninguna medida, como por ejemplo un nuevo programa de recompra de bonos que sonaba como una de las medidas más plausibles.
Mientras, cuando todas las miradas se centraban en Standard and Poor's y en la rebaja de la nota de la deuda como el detonante de la debacle de Wall Street el lunes, líderes estadounidenses han puesto el acento en la crisis de la deuda europea como un gran lastre para el desempeño de la economía mundial. Tras su sonada apelación de que el sistema norteamericano «ha sido y será triple A» -en referencia a la más alta calificación que puede recibir la deuda de una nación-, Barack Obama aprovechó su comparecencia en un acto del Comité Nacional Demócrata para destacar que los problemas que han afectado el sur de Europa, y España en particular, se enmarcan en un mercado global del que su país también forma parte. «Vivimos en una economía global en la que todo está interconectado, y eso significa que cuando tenemos problemas en Europa, y en España, en Italia y en Grecia, esos problemas acaban llegando a nuestras costas».
Causas de la recaída
En términos más contundentes se expresó Henry Paulson, el exsecretario del Tesoro de la Administración de George Bush, para quien las causas de la actual recaída habría que buscarlas en la crisis que atenaza al Viejo Continente. «Aunque los partidos en Washington no se han hecho merecedores de un nivel AAA, me quedo sin pensarlo con los bonos del Tesoro de EE UU que cualquier otra deuda soberana», señaló a 'The New York Times' quien fuera también jefe de Goldman Sachs.
El inquilino de la Casa Blanca se había referido a España horas después de hablar por teléfono con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, con quien acordó coordinarse para promover la estabilidad y evitar la ralentización de la economía.
Obama admitió que la recuperación tras la recesión originada en 2008 no se ha producido lo suficientemente rápido. «Algunas de las corrientes contra las que hemos estado luchando son precisamente las que nos va a llevar un tiempo arreglar», añadió. «Tenemos competencia de China, India y Brasil, lugares de los que la mayoría de la gente ni imaginaba que pudieran competir con nosotros en términos económicos hace 30 o 40 años, y ahora compiten, y producen más ingenieros y más científicos».
Por otra parte, un sondeo realizado el lunes a 70 economistas cuando las bolsas mundiales anotaban sus peores caídas desde los oscuros días de la crisis financiera del 2008, mostró menores expectativas de crecimiento para el resto del año. Hace solo dos semanas, los mismos especialistas veían que las posibilidades de otra recesión eran una entre cinco. Ahora, las ven una entre cuatro.
Estas predicciones se producen cuando la mayoría de los analistas han recortado sus pronósticos de crecimiento para el tercer trimestre en 0,8 puntos porcentuales, situando las tasa anualizada en el 2,3% (en julio la estimación estaba en el 3,1%). «La inestabilidad de las bolsas, los efectos negativos del clima en amplias zonas del planeta y la persistente debilidad de los mercados laborales significan que no vamos a ver una recuperación acelerada en el segundo semestre de este año», comentó a Reuters el economista Mark Miller, de Lloyds Banking Group.
Aunque el crecimiento del 2,3% supondría una mejora dada la floja tasa de expansión del 1,3% del segundo trimestre, sería señal clara de una economía muy vulnerable, entienden los expertos.