Un agente de bolsa observa la evolución de Wall Street. :: REUTERS
NOTA DE LA DEUDA ESTADOUNIDENSE

Standard and Poor's mantiene su ofensiva contra Estados Unidos

Lanza nuevas advertencias de rebaja de su 'rating' y Obama replica que el «país siempre será AAA»

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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La temblores causados por la rebaja de la nota de la deuda estadounidense hundieron ayer la confianza de los inversores de manera dramática en todo el mundo, con Wall Street y el resto de las bolsas mundiales sumergiéndose en caídas no vistas desde las peores jornadas de la reciente recesión. Ningún antídoto parece eficaz de momento ante la posibilidad de que la economía de la primera potencia se deslice por una senda de estancamiento e incertidumbre. Ni la comparecencia de Barack Obama defendiendo la credibilidad del sistema y apuntando nuevas medidas para equilibrar el presupuesto federal tuvo incidencia en el comportamiento de los inversores que ayer mandaron el índice Dow Jones por debajo de los 11.000 puntos -un nivel en el que se hallaba el pasado noviembre-.

Por tercer día consecutivo, los ejecutivos de S&P habían calentado la mañana con una declaraciones que actuaron como una carga de profundidad en la ya de por sí baja moral de los agentes económicos. EE UU no solo tenía bien merecido bajar del pedestal de la calificación AAA sino que, de continuar su clase política sembrando las mismas dudas que hasta ahora, el país se arriesga a una nueva rebaja entre los próximos seis y 24 meses. Luego cifró en un 33% las posibilidades de que se produzca este escenario. «Si hubiera un mayor consenso entre los partidos sobre la política fiscal o sobre un paquete de estabilización fiscal, esto haría que el país recuperase la triple A, pero no vemos ese escenario en el horizonte inmediato», declaró el director general de S&P, John Chambers.

«El centro de nuestra atención para esta rebaja ha sido el ámbito político, ya que todo el debate del aumento del techo de deuda en el país dejó clara la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas en la política fiscal», agregó.

«Comportamiento pobre»

La persistencia de estos argumentos hizo inevitable un nuevo choque con las tesis del Gobierno que, primero por boca del secretario del Tesoro -«el criterio es verdaderamente terrible y S&P se ha comportado de forma muy pobre»- y luego del propio presidente, reiteraron que la economía norteamericana no se merecía esa degradación, que al hilo de casos similares podría tardar una década en recuperar la matrícula. «Esto es Estados Unidos y siempre seremos AAA», reivindicó Obama, quien se agarró a la tesis, propagada también por buen número de expertos, de que en la actualidad no hay mejor refugio para los inversores que los bonos estadounidenses. «Los mercados siguen percibiendo que el crédito de Estados Unidos es de primera categoría» y que los actuales problemas financieros «tienen solución».

Pese a que no recoge buena parte de las ambiciones demócratas, Obama defendió el esfuerzo bipartidista para elevar el techo de la deuda en contra de análisis de S&P. Lo que preocupa a los inversores es «la incapacidad política para hallar esas soluciones», dijo en referencia a que tanto si Gobierno como el Congreso habían hecho sus deberes. Remarcó que espera que la rebaja de S&P dé a los legisladores un nuevo sentido de urgencia para enfrentar el déficit a la vez que expresó su creencia que los recortes de gasto por si solos sirvieran para atajar el gigantesco déficit público. Por eso reiteró que la solución a medio y largo plazo requiere una gestión equilibrada del déficit que incluya aumentos de los impuestos a los más ricos y hacer ajustes modestos en los populares pero costosos programas de bienestar sociales como el plan público de salud para mayores.

Poco después de su intervención, Obama llamó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para analizar la situación de la economía global. Ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de acelerar los acuerdos del Eurogrupo del pasado 21 de julio y reforzar la apuesta por el proyecto del euro. Según fuentes de Moncloa, Zapatero y Obama se centraron en dos temas fundamentales: la evolución de los problemas de la deuda en Europa y en Estados Unidos, y el crecimiento de la economía mundial.