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A la salud de los pobres
O cómo cenar por mil euros por una buena causa junto a Banderas y a Eva Longoria
Actualizado: GuardarNo acabo de entender por qué para luchar contra la extrema pobreza hay que hacer necesariamente alarde de extrema opulencia, pero así funciona la cosa en algunas partes del mundo. Y especialmente, en Marbella. El sábado por la noche con la gala benéfica 'Starlite Gala 2011' volvieron a tirar la casa por la ventana. Ahora que hasta el chirriante Hugo Chávez promete mantener un perfil bajo, Marbella se postula como el único territorio de este vapuleado Occidente donde siguen sin cortarse un pelo. Ya dije que aquello en verano parece un continuo chiste. Pero creo que me quedé corta. Aquello es literalmente Hollywood. El día que esto se hunda de verdad y quedemos todos bajo el agua, incluida la pertinaz orquesta, no me cabe la menor duda de que el último solo de violín que se escuche sonará por la parte de Marbella. Pero como todavía nos queda algo de oxígeno... El sábado por la noche se juntaron en el lujoso hotel de cinco estrellas que el año pasado albergó a Michele Obama unos 400 invitados. Había estrellas rutilantes, famosos, famosuelos, famosillos y conocidos en su casa a la hora de comer, que pagaron unos 1.000 euros el cubierto a cambio de un menú cañí a base de salmorejo y solomillo. Presidieron la gala Eva Longoria, Melanie Griffith, y nuestro Antonio Banderas, que cuantos más años cumple más cara de buena persona tiene (mañana hace un villano creíble y le dan el Oscar). Estaba también Gunilla von Bismarck, una mujer que, otra cosa no, pero el programa de fiestas lo cumple con disciplina prusiana. Hubo extravagantes sorteos en los que se rifaron desde joyas de 5.000 euros a experiencias inolvidables como pasar un día entero junto a Eva Longoria (para ese premio el hermano de Penélope Cruz llevaba todas las papeletas). Ignoro cuánto sobró de ese brindis a la salud de los pobres. Mucho, espero, pues toca repartirlo entre cuatro fundaciones.
A esas horas, en Palma, en un ambiente más sobrio, se entregaban otros premios, los de la trigésima Copa del Rey de vela Audi Mapfre. Fue bonito y muy aplaudido el abrazo que le dio el Rey a su 'hermano' de regatas Josep Cusí, que volvió a proclamarse campeón por sexta vez con el 'Bribón', un mes antes de llevarlo al desguace. Por cierto que sus tripulantes celebraron la victoria en el restaurante del inefable y locuaz Koldo Royo, y sólo un tabique los separaba de la mesa donde cenaban los paparazzi. La Familia Real se ha despedido de Mallorca con su último posado en Puerto Portals casi al completo (el Rey solo saludó desde el coche). Esa y otras apariciones sorpresa han dejado turulatos incluso a los más curtidos cronistas de la cosa regia. Lo cual viene a demostrar lo que sospechábamos: que de Familia Real, como de toros y de ópera, no entiende de verdad nadie.