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Muchos voluntarios ayudaron en las tareas de limpieza. :: VÍCTOR LÓPEZ
Ciudadanos

La reducción del espacio permite realizar el operativo de limpieza en un tiempo récord

La playa estaba lista para el baño tan solo tres horas después del desalojo y de la recogida de residuos

MARÍA ESQUIVEL
CÁDIZ.Actualizado:

Al amanecer, siguiendo casi al pie de la letra eso de que tras la tempestad llega la calma, los ruidos de la noche se apagaron y lentamente se abandonaba la arena, dejándola en un estado lamentable. Por eso, antes de que terminara de despuntar el sol en el horizonte, comenzaban las labores de limpieza en la playa para que, cuando llegasen los bañistas, no quedara en la arena recuerdo alguno de la fiesta nocturna. En grupo de 200 operarios, bien visibles gracias a sus chalecos reflectantes y armados con ingentes cantidades de bolsas de basura, peinaron la zona destinada a las barbacoas. El trabajo empezó temprano, a las 6:00 horas los agentes de Policía invitaban a los más rezagados a abandonar la playa y a comenzar a meter en las bolsas los desperdicios que atraían a tantas gaviotas hambrientas. A diferencia de otros años, la limpieza se hace en poco tiempo. En apenas una hora, la Victoria pasa de estar cubierta de desperdicios a tener en la arena numerosas bolsas negras a la espera de que llegara el camión para recogerlas. Las zonas que más tiempo necesitaron para eliminar las huellas de la barbacoa fueron dos, la primera junto al módulo central y la segunda a la altura de la calle Brasil, donde por más bolsas que se llenasen siempre había algo más que recoger. Toneladas de residuos entre los que algunos intentaban recuperar alguna de sus pertenencias que habían perdido.

Bolsas apiladas

Antes de que el calor empezase a hacer mella, fueron apareciendo los primeros curiosos que se quedaban junto a los muros del Paseo Marítimo siendo partícipes del cambio que se iba produciendo ante sus ojos y muchas veces haciendo memoria de años atrás cuando «la barbacoa era otra cosa». «Apenas hemos tenido problemas, no tiene ni punto de comparación con años atrás» comentan los policías locales que veían en esta edición del trofeo que su trabajo de ayer no requería el esfuerzo de otras veces, suponiendo que debido, en parte, a la reducción del terreno a solo dos pistas de la playa. Los camiones de recolección pisaban la playa sobre las nueve y en pocos minutos han de salir, no queda ni un hueco donde seguir colocando las bolsas, mientras otros operarios de la limpieza riegan el suelo. Todo esfuerzo es poco para hacer de una playa como la Victoria un referente turístico.

Los humos de muchos se van calmando con el paso de las horas y van desistiendo de seguir con la fiesta, es el momento en el que los coches se transforman en improvisados hoteles a los que hay que poner las toallas a modo de cortinas para evitar que el sol amargue el sueño. Aunque siempre hay quien intenta descansar tumbado en la arena con el mar de fondo, por lo que los encargados de la seguridad pasaron de tener que controlar lo que sucedía en el Paseo para vigilar de nuevo la arena, ya que hasta las diez no estaba prevista la apertura de la zona, a pesar de que los servicios de limpieza tenían previsto continuar con sus labores a lo largo de todo el día. Aún con cubos de basura sobre la arena, llegaban los primeros bañistas dispuestos a disfrutar de la playa mientras muchos le decían adiós.