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El dólar puede afrontar una semaan francamente complicada. / Efe
TENSIÓN EN LOS MERCADOS

Obama pide «unidad» ante el pánico a una recesión

S&P cree que la clase política norteamericana no ha dado la talla en el debate de las cuentas públicas

J. P. NÓBREGA / AGENCIAS
WASHINGTONActualizado:

Mientras persiste la duda de si esta pérdida de la máxima calificación de la deuda, AAA, rebajada a AA+, desencadenará una subida en los tipos de interés, la Casa Blanca apelaba a la unidad y afirmaba que el presidente Barack Obama continuará insistiendo en tomar medidas encaminadas a crear empleo y procurar una mayor reducción del déficit. Obama "alentará enérgicamente" tanto al comité fiscal bipartidista como a los líderes del Congreso a que dejen de lado sus "diferencias políticas e ideológicas" y trabajen por una mayor recuperación económica y una vía fiscal "más sensata" a largo plazo, dijo hoy en un comunicado el portavoz del Gobierno, Jay Carney.

Standard & Poor's, situada entre las tres más influyentes junto con Moody' y Fitch, basó su decisión de degradar la nota en el limitado impacto de las medidas adoptadas para contener el gigantesco déficit público si bien los pasajes más severos de su análisis tienen que ver con su lectura política de la situación. Tanto el desempeño de los líderes como la guerra abierta escenificada por demócratas y republicanos a lo largo de siete meses han reducido su confianza en la capacidad del Gobierno de manejar sus finanzas. La rebaja de la calificación es un reflejo de que "la eficacia, estabilidad y previsibilidad de las instituciones del país se ha debilitado en un momento de grandes retos en el campo fiscal y económico", acusa S&P en su informe.

Agrio debate en los partidos

Por dar prioridad en su análisis al agrio debate entre los partidos, la agencia de 'rating' ha recibido en varias ocasiones duras críticas de la Casa Blanca. El máximo responsable de S&P, David Beers, se defiende con el argumento de que se han utilizado las mismas herramientas con las que se evalúa la marcha de otras economías. "Nos tomamos nuestras responsabilidad muy en serio, y si al final de nuestros análisis el comité concluye que una calificación no está donde creemos que debería estar, es nuestro deber tomar esa decisión", declaró el ejecutivo.

A la espera de lo que dictaminen los mercados el lunes, la reducción de la nota puede conducir a los inversores a demandar al Gobierno Federal el pago de tipos de interés más altos, lo que elevará la factura que han de abonar por financiarse otras administraciones, las empresas y los consumidores. Algunos economistas estiman que el posible sobrecoste solo para las arcas nacionales sería de unos 70.000 millones de dólares al año. Muchos analistas, sin embargo, anticipan que el impacto podría ser modesto, en parte porque Moody's y Fitch han decidido no aplicar ninguna rebaja de momento.

Lo que parece claro es que de no mediar una reacción de los grupos de poder en Washington los males podrían sucederse uno tras otro y con una intensidad tal que nadie descarta el estallido de una nueva recesión. Entre las grandes preocupaciones es ver si el dólar, ya muy debilitado respecto a otras divisas como la libra, el franco suizo e incluso el euro, va a ser capaz de aguantar el tipo.

Lo mismo que el valor de los bonos del Tesoro, considerados el pilar fundamental del sistema financiero internacional.Tradicionalmente, los inversores han acudido a ellos como refugio en tiempos de incertidumbre económica, precisamente por el buen crédito que les asignan las agencias calificadoras tomando como referencia el desarrollo económico del país a lo largo de la historia y su estabilidad política.

Previsibles caídas

Con la rebaja de la calificación, EE UU ya no sería tan confiable como solía ser. Muchos operadores privados y fondos de inversiones podrían dejar de comprar estos bonos. Los hay que, por sus estatutos, tienen que adquirir bonos AAA. Ante un escenario tan precario es fácil adivinar una severa caída de los mercados bursátiles, un encarecimiento del precio del petróleo o el hundimiento de países emergentes ligados a la divisa estadounidense.

Más allá de las fronteras del país, lo más preocupante es que esta reacción en cadena también llegaría a los bancos, ante la pérdida de valor de los activos, por lo que es de prever una nueva crisis financiera con impacto a nivel mundial. "La globalización mostraría su cara más negativa, y en tal sentido, todos se verán afectados", señala el analista mexicano Agustín Cramo.

De forma paralela, provocaría una reducción del comercio internacional porque se avanzaría en un mayor proteccionismo. Todo un cúmulo de consecuencias que van más allá de los Estados Unidos y se extenderán como reguero de pólvora al resto de la economía mundial. De hecho, se espera que este recorte desate una nueva ola de capitales especulativos. Va a haber más desconfianza en el billete verde y necesidad de posicionarse en divisas de países que no tengan un gran desequilibrio fiscal.

Pese a la cascada de amenazas que penden sobre la economía norteamericana, la Reserva Federal indicó este sábado que la acción de S&P no afectará a sus operaciones ni le obligará a conceder préstamos de emergencia. Y a tono con las posiciones expuestas en el reciente debate sobre el techo de la deuda, representantes demócratas y republicanos en el Congreso echaron mano de sus conocidas recetas para neutralizar los efectos de la rebaja. El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, cree que el recorte "reafirma la necesidad de un enfoque equilibrado para reducir el déficit que combine la reducción del gasto con medidas para elevar los ingresos". John Boehner, portavoz de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes opina en cambio que se trata de "la última consecuencia del gasto fuera de control que ha ocurrido en Washington durante décadas".