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Encerrado en casa y sin ganas de tener más protagonismo en la prensa

EL PUERTO Actualizado: Guardar
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A Ricardi le resulta imposible eso de hacer borrón y cuenta nueva. No solo porque tiene que eliminar de su mente 13 años de su vida, sino porque continuamente le están recordando la injusticia que se cometió con él. Ya es una persona conocida y que no pasa desapercibida para sus vecinos de El Puerto. A su paso tiene que escuchar cuchicheos o atender a las personas que le requieren para recordarle que no es justo lo que le ocurrió o para darle algún tipo de apoyo. Pero ya está cansado de eso y lo que pretende es recuperar la normalidad y poder ir a cualquier sitio sin ser reconocido. Por eso espera que el tiempo haga olvidar.

Incluso ha decidido recluirse en su casa, de la que sale poco a la espera de que el revuelo, que no parece acabar, en torno a su caso se termine. Solo sale de vez en cuando y normalmente lo hace para ir a ver a su hermano a Puerto Real. También está intentando que los medios de comunicación que se interesan por lo que le ha ocurrido le dejen tranquilo. Ha decidido evitarlos en la medida de lo posible y no volver a salir en prensa, al menos por el momento, para calmar la expectación que se formó sobre su persona una vez que se concretó su salida de prisión.

No resulta fácil y son su hijo y su pareja los que capean a los periodistas que quieren hablar con Ricardi. Algo que sucede por rachas y que perturba la tranquilidad que busca ahora. Una tranquilidad que parece no llegar y que desaparecerá si el caso se reactiva, como están intentado sus abogados, para lograr una indemnización mayor.