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El 15M convierte la noche en otra jornada reivindicativa
La restricción del espacio consigue el efecto llamada en La Victoria a primera hora de la mañana
Actualizado: GuardarViento fresco de poniente y olor a carbón. Ayer la tradición hizo un nuevo intento de arraigo para no desaparecer entre llamas ni abrasarse sobre la parrilla. La final del Trofeo Carranza volvió a acercar a las arenas de La Victoria a una gran muchedumbre hambrienta de pinchitos y sedienta de fiesta. Aún son muchos los jóvenes gaditanos que se resisten a poner fin al día con más historia del verano.
En un ambiguo tanteo para no dejar morir este encuentro multitudinario, se volvió a celebrar en un sábado pero a la vez se acotó aún más la zona permitida para encender las brasas. Y, por las imágenes de ayer, parece que esta medida se hubiera transformado en un efecto llamada: Lugareños y visitantes comenzaron a buscar un hueco en la playa desde las primeras horas de la mañana. En algo más de un kilómetro, entre los módulos 2 y 4 de La Victoria, se concentraron desde antes del almuerzo numerosas pandillas de jóvenes. Todos llegaban y se acomodaban con rapidez por temor a quedarse sin un sitio. Una costumbre que se había dado por perdida pero que ayer volvió a sorprender a los detractores de la celebración. La reacción en masa de las primeras horas de ayer hacía un guiño a los años de decadencia de las típicas barbacoas. Son los jóvenes los que mantienen aún la llama de la tradición encendida.
Ha sido la edición más estrecha de la historia con limitaciones a lo ancho y a lo largo. Desde 2008 el tradicional encuentro ha sufrido una campaña de desprestigio recortando su extensión año tras año. Ayer se acotó la zona comprendida entre las calles Antonio Accame (a la altura del edificio Isecotel) y Neptuno. Se respetó la restricción y no hubo quien que se atreviera a saltarse la norma a la torera. Además, la marea llegó a su punto más alto justo cuando el sol caía y comenzaba a arder el carbón. La subida del mar hasta las 21.30 horas no dejó mucha libertad de movimiento y los grupos de asistentes tuvieron que hacer un intento por compartir los escasos huecos que había entre ellos, en especial en la zona comprendida entre el hotel Playa Victoria y la calle Fernández Ballesteros. Este fue el tramo más concurrido con diferencia, ya que el módulo cuatro (ya cerca de la calle Neptuno) rozó las diez de la noche con bastantes claros y parcelas libres para los que se decidieran apuntarse a última hora.
Operativo de llegada
A las cinco de la tarde ya comenzó el operativo. Las sombrillas se inclinaban a modo de parapente para combatir el aire y proteger las mochilas. Los bocadillos eran el tentempié para aguardar el momento de poner sobre la barbacoa las hamburguesas y las chuletas. La noche prometía. Un ligero viento de poniente amenazaba constantemente con enfriar el calor de las llamas, pero no supuso ningún impedimento para quienes la barbacoa ya formaba parte de sus planes.
Antes de las nueve de la noche, avalanchas de jóvenes salían de los trenes dispuestos a un asedio, cargados con neveras, bolsas, toallas, comida y bebida comenzaban a bajar por los accesos de la playa para incorporarse a la celebración. Así, las paradas de autobuses del hospital y de la plaza Helio recibieron durante toda la tarde a visitantes de la provincia.
El Consorcio de Transportes de la Bahía de Cádiz aumentó sus servicios de autocar en las líneas que unen la capital con San Fernando, Chiclana y Puerto Real. Los autobuses urbanos descargaban a multitud de jóvenes que se iban acercando a la playa a última hora de la tarde. Pero no solo los transportes públicos llegaban cargados, el tráfico se hacía denso en dirección a la ciudad a partir de las nueve de la noche, pero no se llegaron a producir retenciones, según la página web de la Dirección General de Tráfico. Los aparcamientos cercanos al Estadio y a la Avenida marcaban la señal de completo mientras que los coches hacían cola a la entrada.
El tramo de calzada del Paseo Marítimo correspondiente a la zona permitida para la realización de barbacoas se cortó al tráfico cuando la muchedumbre fue en aumento y eso permitió que se ganara en seguridad. La noche estuvo vigilada hasta las seis de la mañana por 80 agentes de la Policía Local, que velaron por el cumplimiento de las ordenanzas municipales y por la circulación, así como por agentes de la Policía Nacional, de la Policía Autonómica y del Seprona.
Los accesos a la playa permanecieron controlados por un total 32 vigilantes de seguridad privados (que prestaron servicio hasta las cuatro de la madrugada) y por 89 voluntarios. Ademas, 20 efectivos de Protección Civil y cinco ambulancias estuvieron disponibles durante toda la jornada. Las previsiones de público por parte de Protección Civil apuntaban alto teniendo en cuenta que la concentración volvía a celebrarse en un sábado y que el pasado año la cifra de asistentes cayó en picado debido en parte a que se organizó en la noche de un domingo. Al cierre de esta edición, los primeros cálculos apuntaban a una afluencia de público equiparable a la del pasado año.
Ayer se celebró una de las citas marcadas en el calendario de fiestas de la ciudad y, ante la previsión de una gran concentración de gente, el movimiento 15M no quiso desaprovechar la oportunidad. Los 'indignados' convocaron una manifestación que salió en torno a las 20.30 horas de El Palillero y se dirigió por el Campo del Sur hasta la zona acotada para la celebración de las barbacoas. Su intención era alzar la voz una vez más para que sus reivindicaciones no caigan en el olvido y unirse a las protestas nacionales por el desalojo de la Puerta del Sol y por los últimos acontecimientos ocurridos en Madrid, donde varios 'indignados' fueron arrestados y otros han resultado heridos. Los manifestantes alcanzaron el módulo dos de la playa de La Victoria sobre las 21.30 horas para hacerse notar entre los que ya comenzaban a poner la carne en el asador.