Cada día 20 empresas se declaran en quiebra
La construcción sigue protagonizando los concursos de acreedores, aunque las insolvencias toman fuerza en el comercio
MADRID.Actualizado:Es la última solución. Lo que nadie quiere. El concurso de acreedores o, como se llamaba antiguamente, la quiebra. Un proceso que afecta en España a casi 20 empresas o familias cada día. Así se desprende del último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), referido al segundo trimestre, en el que se registraron 1.771 de estos dramas en los juzgados, un 16,5% más que en 2010.
Se trata de la segunda cifra más alta desde comienzos de 2007, después de la registrada en el primer trimestre, y nada hace pensar que el ritmo vaya a moderarse. La crisis, y sus ramificaciones a pie de calle -lejos de la misteriosa prima de riesgo y los llamados mercados- como son el escaso crédito y la elevada morosidad de administraciones y empresas, pasa como un rodillo implacable.
Entre abril y junio, 277 personas físicas, sin ninguna actividad empresarial, se declararon en concurso de acreedores. Esto supone un 10,4% más que en el primer trimestre y un 1,8% más que en el mismo periodo de 2010, lo que da una idea de que cada vez más familias optan por la dolorosa experiencia de comparecer ante un juez para confesar que no tienen con qué pagar sus deudas.
La Ley Concursal, hoy en proceso de reforma, no está diseñada para que sean los particulares los que acudan a ella. El proceso es farragoso y no deja demasiadas posibilidades para levantarse y volver a caminar. Es preciso recordar que las personas 'normales' que se declaran en quiebra no lo hacen porque no puedan pagar la hipoteca, sino que acostumbran a tener alguna vinculación con un proyecto empresarial fallido o aparecen como avalistas de los créditos que otros no abonan.
El Consejo General de Economistas Forenses (Refor) alertó de que la reforma de la ley, al menos lo que se conoce hasta ahora, no apunta mejoras para los concursados particulares. Los expertos recomiendan para los procesos que afecten a este colectivo más sencillez en los trámites y la posibilidad de hacer «borrón y cuenta nueva». Para las empresas, el Refor reclama abordar el asunto bajo la óptica de la eficiencia en la gestión, con un mayor esfuerzo en facilitar la viabilidad de las compañías en lugar de que los concursos se conviertan en un mero caminar hacia el cementerio.
Las más débiles
Entre las empresas, los concursos crecieron un 19,7% interanual hasta los 1.404 procesos, aunque retrocedieron casi un 4% sobre los declarados en el primer trimestre del año. Como viene siendo costumbre, las insolvencias se ceban con las firmas más pequeñas, con menos volumen de negocio y menos trabajadores. Aquellos que tienen menos músculo financiero, menos capacidad de renegociación con sus bancos o, no pudieron decir que no a un cliente aún sabiendo que cobrar les costaría lo suyo.
El 68% de las compañías quebradas en el segundo trimestre facturaba menos de dos millones de euros al año, y el 87% no pertenecía a ningún grupo empresarial. En cuanto al número de empleados, el 64% de los concursos declarados correspondieron a empresas con una plantilla de entre una y diecinueve personas.
Si se analizan las actividades de las firmas afectadas por la insolvencia, una vez la construcción y las operaciones inmobiliarias son las grandes perjudicadas