Economia

SIN DESCANSO

Limitar la libertad de operar es un precio justo y tolerable

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Con la prima de riesgo superando el listón de los 400 puntos varias veces al día y con la Bolsa rebotando -contra el suelo de sus desgracias, claro-, al presidente Zapatero se le atragantaron las vacaciones y a los demás se nos puso la carne de gallina. En medio de la zozobra, pudimos contar con la defensa de nuestros paladines habituales. 'Pepiño' Blanco aseguró que la situación es culpa de la volatilidad propia de los mercados. ¿Dónde habrá estado este hombre los últimos meses, qué periódicos habrá leído? Y desde Europa dijeron que confiaban en nosotros y que no contemplaban ningún plan de ayudas. No se les ocurra repasar lo que dijeron cuando eran Grecia, Portugal o Irlanda quienes padecían los mismos síntomas, porque se les agriarán las vacaciones.

Los mercados nos han señalado con el dedo. Es cierto que no hay razones nuevas para justificar el ataque -el Gobierno insiste en que cumplirá el plan de reducción del déficit y, en esto, es fácil creerle-, pero lo seguirán haciendo mientras no exista una legislación internacional que lo impida. Los que demandan más regulación pueden encontrarse aquí con los que pedimos una mejor regulación. Limitar de manera parcial la libertad de operar es un precio justo y tolerable cuando los perjuicios son tan enormes. Pero la actuación solo será efectiva si es global e incluye graves penas para los países que toleren esto de apostar en contra -de un valor o de un país-, sin poner dinero encima de la mesa. Han pasado dos días de mercado desde que Zapatero dijo el viernes que adelantaba las elecciones porque se confirmaba el inicio de la recuperación y para garantizar la estabilidad. ¡Qué gran profeta ha perdido Israel! Este buen hombre, metiendo la pata hasta después de que su Gobierno la haya estirado.