El mundo busca aislar a El-Asad
Rusia censura ya como «inaceptable» la escalada de Damasco y la condena de Egipto rompe el silencio de los países árabes La cruda represión contra civiles lleva a la UE a extender las sanciones a 35 dirigentes sirios
EL CAIRO. Actualizado: GuardarLa masacre de la víspera de Ramadán, en la que murieron más de un centenar de personas en la ciudad de Hama y otras localidades sirias, parece haber removido las conciencias de la comunidad internacional, que ayer tomó nuevos pasos para penalizar al régimen del presidente Bashar el-Asad. Mientras que la Unión Europea reforzaba sus sanciones al Ejecutivo y el Consejo de Seguridad de la ONU se reunía para analizar la violencia en Siria, las críticas empezaron a llegar desde países que, hasta el momento, se habían mantenido al margen, como Rusia o Egipto.
Moscú, junto con Pekín, había amenazado hasta ahora con vetar cualquier resolución de Naciones Unidas contra el régimen de Damasco, algo que EE UU, Francia y Reino Unido llevan intentando desde mayo. Sin embargo, ayer el Ministerio de Exteriores ruso condenaba en un comunicado «el uso de la fuerza tanto contra civiles como contra representantes de las estructuras estatales», algo que considera «inaceptable» y que debe cesar de inmediato.
Alemania, a cuya petición se reunía el máximo órgano de la ONU, esperaba ayer que el Consejo de Seguridad respondiera a la violencia del régimen sirio. «Si el presidente El-Asad no cambia de rumbo, nosotros y nuestros socios de la Unión Europea aplicaremos nuevas sanciones», aseguró Guido Westerwelle, ministro de Exteriores germanos. La reacción de los Veintisiete no se hizo esperar y ayer Bruselas congeló los activos de cinco personas más vinculadas al régimen de Damasco, que a partir de ahora tendrán prohibido viajar a territorio comunitario. En total, la UE ha impuesto sanciones contra 35 dirigentes sirios, entre ellos el propio El-Asad.
Pero, por ahora, no parece que las condenas internacionales vayan a ir más allá de las sanciones o las presiones económicas al régimen. La intervención armada está, a día de hoy, completamente fuera de lugar. Por si había alguna duda, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, descartó ayer que la violencia en Siria pueda desencadenar una intervención como la que la Alianza Atlántica desarrolla en Libia. «En Libia estamos llevando a cabo una operación bajo un mandato claro de la ONU. Tenemos el apoyo de los países de la región», dijo en declaraciones a un diario francés. Estas condiciones, aclaró Rasmussen, «no se dan en Siria».
Silencio en el mundo árabe
Pero si, hasta ahora, los países occidentales habían sido relativamente cautos en sus condenas, los Estados árabes no se han quedado atrás y han mantenido un inquietante silencio. Ayer, sin embargo, Egipto dio un paso adelante y condenó la represión de Bashar el-Asad contra los manifestantes, una violencia que continuaba ayer en ciudades como Hama o Deir al-Zor.
El jefe de la diplomacia de El Cairo, que lleva poco más de una semana en el cargo, aseguró que Egipto está dispuesto a ayudar a buscar «una solución política» al conflicto, ya que la estabilidad siria está «vinculada directamente con la de Egipto». Paralelamente, el presidente turco, Abdulá Gul, dio también un paso al frente al declararse «horrorizado» por la operación del Ejército de El-Asad en Hama. «Los últimos acontecimientos en Siria han profundizado nuestras preocupaciones. Las imágenes nos han horrorizado y causado un gran impacto», reconoció Gul.
El pasado domingo, en una nueva escalada de violencia, las tropas de El-Asad asaltaron la ciudad de Hama, uno de los bastiones de la oposición siria, y mataron a decenas de manifestantes pacíficos, según informaron varios testigos y grupos de derechos humanos. La ofensiva continuó ayer.