Rubalcaba, líder socialista
La retirada de Rodríguez Zapatero de la política activa facilita las cosas al candidato
Actualizado: GuardarEl candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicó ayer a RNE que la iniciativa de convocar elecciones el 20-N fue una decisión 'final' de Rodríguez Zapatero, que le fue consultada, si bien, a partir de ahora, él estará «en primer plano» y, por lo tanto, será el «líder» del PSOE, lo que supone una «enorme responsabilidad». Así, ha adelantado que no será el único responsable de elaborar las listas de cara a las elecciones pero sí tendrá «algunas palabras que decir» durante su elaboración. La retirada de Rodríguez Zapatero de la política activa, ya que ni siquiera concurrirá a las elecciones para conseguir escaño de diputado, facilita las cosas a Rubalcaba, quien podrá de este modo liberarse de las redes de la peligrosa bicefalia, que, aunque en otras circunstancias, asomó en vísperas de las elecciones generales del 2000, cuando Borrell, candidato elegido en primarias, convivió y disputó hasta su dimisión con el secretario general Almunia. De cualquier modo, Zapatero sigue siendo secretario general del PSOE, cargo que conservará seguramente hasta el congreso ordinario del partido que se celebrará el próximo año. La llegada de Rubalcaba al liderazgo socialista ha sido esta vez por eliminación y hasta por decantación, ya que la progresiva merma de credibilidad y prestigio del Gobierno socialista a medida que la crisis hacía estragos apenas dejó relativamente indemne a este incombustible personaje, superviviente del felipismo y, según reconocen hasta sus enemigos, un político de fuste, con la cabeza bien amueblada. Rubalcaba es el bombero llamado apresuradamente para apagar el incendio, aunque parece que los estragos son ya prácticamente irreparables y quizá irreversibles. Rubalcaba anuncia que el programa que ahora planteará a los ciudadanos es un proyecto para cuatro años, pero no está claro lo que sucederá después del 20-N si, como es previsible, el PSOE pasa a la oposición. Con tiempo por delante, debería tener lugar entonces la reconstrucción del partido, y es probable que Rubalcaba ceda gustosamente el testigo del liderazgo a algún personaje relevante de las siguientes generaciones para que vaya rodándose y esté en condiciones de ofrecer una estatura sólida en las elecciones de 2015.