Asuntos internos

Hay que poner un poco de orden en la casa para cuando lleguen los nuevos inquilinos. Anda todo muy revuelto y el presidente de la comunidad de vecinos, quiero decir el del Imperio, Barack Obama, nos asusta a todos al confirmar que Estados Unidos está en quiebra política. Situación que siempre precede a la quiebra financiera.

Los del Tea Party se las traen: aspiran a llevárselo todo y se pueden cargar la unidad del Partido Republicano. Debemos hacerle un hueco en nuestras preocupaciones a esta, ya que siempre cabe una más, pero en unos meses vamos a hablar solo de elecciones. Se nos han echado encima, aunque se estuvieran viendo venir. Y Rubalcaba con esos pelos y Rajoy con esa barba.

Será necesario arreglar algunas cosas para poder votar en paz.

Los llamados a consulta necesitamos más que un médico especializado en medicina general, un psiquiatra de guardia. La Unión Federal de Policía ha difundido el trato que recibió por parte de los «indignados» en la por ahora última acampada madrileña: les insultaron, les hicieron cortes de mangas y les escupieron.

Algunos se conformaron con despelotarse y hacer sus necesidades lo más cerca posible del Kilómetro Cero, donde los costumbristas aseguran que empiezan todos los caminos. Otros ciudadanos no se distraen con esas cosas, ya que están ocupados en organizar una protesta contra la visita de Benedicto XVI. Un curioso sentido de la hospitalidad, que es virtud que debe mostrarse sea quien sea nuestro invitado: el heredero del Dalai Lama o el suplente de San Pedro. Tramar una marcha colectiva y orquestar abucheos es más costoso y menos eficaz que no acudir.

Nuestro huésped tiene muchos años y se dispone a pasar calor. Le espera un ajetreo importante y se le puede dar un disgusto sin tener en cuenta que es la única persona que cuando muera no podrá recibir la bendición de su Santidad, como ha sido observado en casos anteriores. Un curso acelerado de urbanidad no nos vendría mal a los votantes.