EJEMPLOS
Actualizado:La semana pasada se cumplían 20 años de uno de esos momentos deportivos que quedan grabados en la retina de los buenos aficionados. La gesta a la que me refiero es la protagonizada por Miguel Induráin en la ascensión a Val Louron, en aquella increíble etapa en la que dejó ganar a Claudio Chiapucci y se enfundó el maillot amarillo de líder del Tour de Francia. Un jersey que le acompañó hasta el verano de 1995, ya que durante cinco años fue invencible en la ronda gala.
Precisamente, su gran rival en el 91 recordaba recientemente lo sucedido hace dos décadas y se lamentaba de su error táctico, pues pensó que aquel navarro semidesconocido nunca sería rival en la lucha por la victoria final. Vaya cálculo el suyo.
Sin duda, Induráin marcó un hito en el ciclismo e inició la época de esplendor del deporte español. Fue todo un ejemplo para muchas generaciones que idolatraron al de Villaba como si fuera Dios. Y no solo para muchos aficionados, sino también para sus compañeros de profesión. Los de entonces y los de ahora.
Uno de los que a buen seguro le veneró y se leyó la entrevista con el diablo italiano fue Andy Schleck. El luxemburgués no quiso matarse haciéndole el trabajo a Contador en la cumbres francesas. Seguramente pensó que con mantener un minuto de diferencia con Cadel Evans le sería suficiente para afrontar la contrarreloj de la penúltima etapa. Vaya cálculo el suyo. Al australiano le sobró media crono el sábado ya que en la mitad del recorrido superó a Schleck que, al final como Chiapucci, tuvo que conformarse con el segundo puesto en el podio.
Y una lectura que no debemos olvidar. El enorme ejemplo protagonizado por Contador. Induráin fue muy grande porque ganó cinco Tours. Pero pasó olimpicamente de la ronda española y cuando no tenía opciones se bajaba de la bicicleta. Sin embargo, el de Pinto es capaz de motivarse aunque sea para luchar por la quinta plaza.