La hermandad de la Defensión despidió a su hermano mayor, Guillermo Vallejo

La hermandad de la Defensión despidió ayer, con un lleno absoluto en la iglesia de Capuchinos, al que era su hermano mayor, Guillermo Vallejo, hasta el momento de su muerte. El funeral contó con la presencia de amplios representantes del mundo militar, así como de las máximas representaciones del mundo cofrade y religioso de la diócesis. En las filas de protocolo estaba el delegado diocesano de hermandades y cofradías, Joaquín Perea Montilla, así como el presidente del Consejo de hermandades y cofradías de la ciudad, Manuel Muñoz Natera, que acudió acompañado de otros miembros de la Unión de Hermandades.

El funeral llenó la iglesia sede de la hermandad de la Defensión, de la que Guillermo Vallejo era hermano mayor desde hacía tres años, tras suceder en el cargo a José María Prieto Guinea. Pese a acceder al cargo en un momento de esplendor de la cofradía, que acababa de celebrar el cincuentenario fundacional, el mandato de Vallejo ha sido espléndido y generoso con el patrimonio de la corporación, que ha ido engrandeciendo con la adquisición de nuevos enseres para la cofradía de indudable valor, como el paso de palio y las dalmáticas que se estrenaron el año pasado, por citar dos de las más recientes renovaciones de patrimonio que acometió su junta de gobierno.

Pero sin duda, el talante amable y cercano de Vallejo era su mejor aval, ya que consiguió mantener la paz y la calma en la hermandad de la Defensión, y gozaba del respeto de sus hermanos hasta tal punto que tenía decidido presentarse de nuevo a las elecciones el próximo año, y completar el ciclo de dos legislaturas que permite la actual normativa diocesana. Sin embargo, el fallecimiento ha cogido por sorpresa a la corporación, que ha dispuesto a la Virgen de la O en el presbiterio de la iglesia para despedir al hermano mayor de la hermandad y prepara ahora el traspaso de poderes de la cofradía con el mandato transitorio del teniente hermano mayor de la cofradía.