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Repaso sevillista
Merino apostó de salida por un equipo de garantías al que se le escapó el partido en la primera media hora Tres goles de Kanouté sentencian a un Xerez que se mostró impotente ante la superioridad del equipo de Marcelino
JEREZ. Actualizado: GuardarNo hubo color en Chapín. Al menos, no azulino. De golpe y porrazo todo se impregnó de rojo sevillista y Kanouté resolvió el encuentro ante la inferioridad xerecista. Marcelino se tomó muy en serio la prueba jerezana, salió con todo al olímpico de Chapín y los resultados no tardaron en llegar, pues antes de que el crono llegara al minuto cinco de partido, Kanouté ya había decantando la balanza hacia el lado sevillista. Lo peor es que la intensidad que le sobraba al Sevilla era la que le faltaba a un Xerez que en menos de tres minutos había cometido tres errores de bulto en la creación de la jugada, con el equipo vendido y con el conjunto nervionés sin ningún miramiento. Dos de ellos se focalizaron en la banda derecha y el tercero y definitivo tuvo a Jesús Mendoza como protagonista. El lateral jerezano intentó cambiar el juego de banda cuando apareció la presión del sevilla. El esférico cayó en los pies de Manu del Moral, que llevó la jugada hasta la frontal del área, cedió a Negredo y el vallecano prolongó para que Kanouté empujara al fondo de la portería azulina.
El encuentro se ponía tremendamente cuesta arriba y de repente los esfuerzos y el cansancio que se habían sufrido durante la semana en la concentración de Estepona se multiplicaron por dos. Un Sevilla especialmente superior marcaba el rumbo del partido cuando todavía restaban más de 85 minutos por delante. De hecho, el bando azulino no reaccionó. Raúl Cámara, el hombre más destacado de la pretemporada xerecista intentó tirar del carro y se marcó una importante galopada que pudo acabar en gol de Tato, previa prolongación de Íñigo Vélez. Pero el cabezazo del media punta no tuvo la suficiente potencia para superar a Javi Varas. El Xerez no podía y a Juan Merino se le cambió el gesto. De la sonrisa generada por el buen trabajo de la concentración, pasó a un rictus de preocupación ya que pese a salir al campo con un equipo de totales garantías, la impotencia se apoderaba del técnico de La Línea al ver la comodidad con la que jugaba el Sevilla y las dificultades que padecía un Deportivo al que se le acababan las ideas cuando asomaban por los tres cuartos.
Quizás, lo peor es que la línea defensiva que salió de inicio apunta al titular de Liga salvo contratiempos venideros. Silva o quizás algún movimiento de mercado es de lo poco que puede hacer cambiar ese cuarteto.
En el centro del campo, esta vez Merino probó con Cordero y Barber -Capi, con algunas molestias, no estaba ni tan siquiera en el banquillo-, que tuvieron una noche complicadísima por la tremenda presión del centro del campo sevillista. Barber tuvo algo más de presencia, pues imperaba el trabajo defensivo, pero a Cordero le costó tremendamente encontrar espacios para hacer su juego.
Todo lo contrario le sucedió a un Israel que fue otra vez el futbolista más destacado de los azulinos. El jugador llegado del Betis volvió a ofrecer desborde, velocidad y verticalidad. Merino lo colocó de inicio en la banda izquierda pero con mucha libertad. De hecho, cambió en alguna que otra ocasión su puesto con Tato. Por contra, Pablo Redondo estuvo muy apagado y aportó poquísimo. El Xerez apenas entró por su costado y las jugadas de estrategia que puso en movimiento siempre acabaron en el limbo.
Arriba Tato e Íñigo Vélez trataron de poner de su parte, pero si se compara su trabajo con el rendimiento de Negredo y Kanouté el resultado es demoledor. En el primer tiempo, con igualdad numérica, los delanteros del Sevilla crearon mucho peligro y tuvieron un minuto mágico en el 28' de juego. Primero a centro de Navas y luego a pase de Negredo, Kanouté lograba el segundo y el tercero ante un Xerez totalmente desencajado e incapaz. Toda la seguridad que los azulinos mostraron durante el encuentro contra el Málaga se echó en falta ante el cuadro de Marcelino. Pero el problema no se encontró solo en la línea trasera si no en todo un sistema defensivo que hizo aguas tanto en la presión como a la hora de actuar de emergencia en las salidas de balón.
La segunda parte arrancó con una buena jugada de Israel y con un fallo tremendo de Íñigo Vélez en un gol cantado. El vasco falló casi sobre la línea de gol en un síntoma más de que no era el día de los azulinos. Después llegó la expulsión de Escude -provocada también por Israel-, pero ni tan siquiera con superioridad numérica y metiendo hombres de refresco desde el banquillo, el Xerez pudo maquillar el marcador.
Y es que quizás es demasiado pronto para sacar conclusiones, pero tras casi tres semanas de trabajo y tres amistosos, el Xerez de Merino tiene muchas interrogantes por cerrar. Es cierto que el nivel de exigencia está siendo muy alto en todos los sentidos. Desde el objetivo que se marcó el técnico, pasando por los entrenamientos y terminando por los rivales de la pretemporada, pero la falta de pegada, los errores del sistema defensivo y la falta de presencia en el centro del campo están sobre la mesa. Toca ver qué es capaz de hacer Merino para llegar al comienzo de Liga mejor encarrilados.