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Bajo el síndrome del Tour de Francia

Gilbert, Samuel Sánchez, Sylvain Chavanel, Rojas, Luis León y ‘Purito’, opciones serias

BENITO URRABURU
SAN SEBASTIÁNActualizado:

Hace una semana, muchos de los corredores que se va a dar cita este sábado en la salida del Boulevard para hacer frente a la Clásica de San Sebastián tenían puesto otro dorsal, el del Tour de Francia, y se encontraban metidos, con mayor o menor implicación, en la contrarreloj de Grenoble.

El Tour, sus secuelas, el ritmo que han cogido quienes han corrido esa prueba estarán presentes en territorio guipuzcoano, en una Clásica que presenta una renovación importante de nombres. Por diversas causas en la salida sólo habrá dos ganadores, Luis León Sánchez y Carlos Barredo.

Con Alejandro Valverde sancionado, no quedan más vencedores en el pelotón que se dará cita en Donostia. Estamos ante una Clásica de San Sebastián que aparece dividida en varios estrados en cuanto a ciclistas con posibilidades de victoria. En un primer nivel hay que poner a Philippe Gilbert, Samuel Sánchez, Luis León Sánchez o Sylvain Chavanel, por no decir que los dos grandes favoritos son los primeros.

Ese favoritismo les llevará a sufrir el control del resto de corredores y equipos, por los que sus movimientos quedarán muy restringidos y su capacidad de sorpresa anulada. Si ganan será porque impongan su estado de forma, su clase, con rotundidad.

Muchos intereses

En una prueba que en sus últimos 80 kilómetros tiene las dos subidas a Arkale y Jaizkibel se sabe que no habrá ninguna tranquilidad. Es un terreno propicio para intentos desesperados, ataques más o menos consistentes para intentar desestabilizar a quienes se sienten cómodos en llegadas con grupos pequeños de ciclistas.

Se juntarán los intereses de quienes llegan desde el Tour junto a los que saben que deben de atacar desde lejos para contar con alguna opción, además de los que están metidos de lleno en la preparación del final de temporada, por no hablar de las necesidades de conseguir uno de esos triunfos que pueden salvar un año. En esta opción están metidos casi todos los participantes.

Precisamente la tranquilidad de saber que no necesitan ganar por encima de todo, en el caso de Gilbert y Samuel Sánchez, juega a su favor. Podrán actuar con más sangre fría en los momentos calientes que se presumen en Jaizkibel, tanto en la subida como en la bajada, o en la parte llana que les irá acercando a San Sebastián.

También hay que hablar de Frank Schleck, que no ha dejado de andar en bicicleta desde que llegó a París. Él, como otros muchos, ha estado metido de lleno en el carrusel de los criteriums. Tiene el fondo del Tour y la rapidez que dan ese tipo de carreras.

- La Clásica vuelve a reunir una clase media significativa, con nombres como los de David Millar, Joaquín Rodríguez, Ryder Hesjedal, Iván Basso, Óscar Freire, José Joaquín Rojas, Damiano Cunego, Carlos Sastre o Denis Menchov. Hay muchos nombres importantes en un ciclismo que tampoco tiene muchas figuras. Frank Schleck entran de lleno en el apartado de estrellas. Ha estado en el podio de París escoltando a Cadel Evans y a su hermano Andy. Sus posibilidades de ganar deberán de evaluarse en función de las intenciones que traiga, de las ganas que presente para meterse en la pelea.

Estamos ante una Clásica de San Sebastián marcada, más que nunca, por el reguero de forma que puedan atravesar un buen número de ciclistas una vez que han disputado el Tour.

El riesgo de una escapada que pueda llegar a la meta desde lejos estará muy presente por la falta de equipos con el suficiente potencial para poder ejercer un control sólido en la carretera: o se juntan varias formaciones para poner un cierto orden o nos podemos encontrar con una Clásica muy loca. Una prueba incontrolable que podría traer uno de esos ganadores que se encuentran con el triunfo de su vida como le sucedió a Gerhard Zadrobilek en 1989. Gilbert y Samuel Sánchez imponen mucho respeto y eso siempre entraña riesgos.

La Clásica de San Sebastián parece tener mucho más recorrido a la hora de buscar un ganador que en otras ocasiones, sobre todo por la configuración de los equipos, por la falta de potencial en muchos de los grupos participantes que no son lo suficientemente sólidos como para tener la capacidad de mantener la tensión durante 236 kilómetros.

Philippe Gilbert y Samuel Sánchez son quienes concitan todas las miradas, pero el abanico que tienen por detrás, con mucho hambre de triunfo, debe de permitirnos presenciar una carrera espectacular en la que no habrá tranquilidad.