¿AL BORDE DEL PITIDO FINAL?

Siempre suele suceder. Te prometes un presente feliz y exitoso y te tropiezas con un emboscado sin piedad. La culpa la tiene la prensa de sacristía que tanto abunda en estos tiempos y que confeccionan criaturas descarriadas que proceden de la izquierda que desapareció en plena juventud, y ahora pretenden purificarse con los salmos sagrados de la derecha inamovible.

Lo cierto es que desde el pisito de la izquierda ya no se oyen lamentos y sí frases rotundas para elevar los ánimos; lo contrario que los silencios que simultáneamente cesaron en el patio romano del cortijo de los conservadores. Ha bastado para que los parientes de Rubalcaba (ya algunos lo tratan como a un amigo del alma y le llaman Ruba); sí, sí, muy querido y admirado de toda la vida por las columnas socialistas. Que se lo pregunten a Alfonso Guerra o a Gaspar Zarrías, la línea de distribución ideológica del PSOE de las últimas décadas.

Algunos, unos cuanto, sabían que estos vuelcos suelen darse en política. ¿Cuántas veces ha ganado el PSOE al borde del pitido final? La culpa la tienen los sondeos y los exégetas de izquierdas. Evidente, aunque también habría que recordar a los tránsfugas que nunca faltan. Se deslizan como serpientes y operan como agentes dobles y al mejor postor. Y nadie escarmienta por cabeza ajena.

¿Por dónde andará la cabeza de Arenas? Siempre suelo preocuparme de él por lo charlatán que es y lo transparente que resulta. Pero tiene un punto que hay que agradecerle. Los periodistas ya sabemos cómo son y a ti te encontré en la calle, pensará el prócer ejecutivo de Rajoy en la tierra andaluza. En cualquier caso, el PP ya no es aquella organización política que llegaba a los pueblos de la Andalucía profunda para captar simpatizantes entre vaguedades y luciendo identidades falsas. De algunos de aquellos pueblos salieron bien y con entusiastas que llegaron a ser cargos del partido, mientras que de otros pueblos se marcharon de madrugada y a otra cosa. ¿Tanto ha cambiado este país? Arenas debería volver a Marinaleda. Mientras no tenga a un concejal en el Ayuntamiento local no veré en plan campeón a don Javier.