Un nuevo turbante bomba acaba con un aliado de Karzai
Actualizado: GuardarLa insurgencia afgana mantiene su pulso y por tercera semana consecutiva logró golpear de manera mortal contra la élite dirigente del país. El alcalde de Kandahar, Ghulam Haidar Hamidi, murió tras el ataque de un suicida que, según el portavoz del gobierno provincial, llevaba oculto el explosivo en su turbante y detonó la carga cuando estaba al lado de su víctima antes de comenzar una reunión del consejo municipal. Además, un civil murió también a causa de la explosión, aunque una fuente policial afirmó en el canal de televisión 'Tolo' que el fallecido era en realidad un guardaespaldas del alcalde.
El turbante bomba es la última novedad del amplio catálogo de técnicas suicidas de la insurgencia y este mes ha sido empleado en dos ocasiones. La primera, durante el funeral de Ahmed Wali Karzai, hermano del presidente y auténtico hombre fuerte del sur del país, que costó la vida a tres personas, entre ellas el clérigo líder del Consejo provincial de los Ulema (religiosos), Hikmatullah Hikmat. La segunda, ayer contra un alcalde muy próximo a la familia Karzai y que, como la mayor parte de sus miembros, regresó al país tras la caída de los talibanes después de haber pasado dos décadas en Estados Unidos. Según observadores afganos, los insurgentes quieren refirmar su control en el sur del país, especialmente en Kandahar, considerada el centro espiritual del movimiento talibán, y escenario de frecuentes atentados. Los aliados del presidente están en el punto de mira y los distintos grupos que conforman la insurgencia demuestran día tras día que son capaces de llegar a ellos pese a las fuertes medidas de seguridad que les rodean. Esta situación está creando «un auténtico estado de pánico en muchos despachos», aseguran fuentes diplomáticas consultadas en la capital afgana.