Mira al pajarito
Enrique Iglesias descubre su vida interior en las antípodas
Actualizado: GuardarHe aquí la foto del verano. No hablo de la que aparece en esta página y que nos muestra a Enrique Iglesias intentando fotografiar sus atributos masculinos, sino precisamente de la otra imagen, la que supuestamente se ha tomado él mismo de esa delicada parte de su anatomía. Esa va a ser la foto del verano. ¿Más cara que la de doña Letizia en biquini? Depende. ¿De qué depende? (como preguntaría Pau Donés). Pues depende del tamaño del objeto retratado. Y aquí se ofrecen muchas variables. Si es algo chiquitito (uó-uó-uó) como el propio Enrique ha divulgado sin complejos ni prejuicios («Tengo un micropene», declaró una vez en público), entonces la cotización en el mercado sería inversamente proporcional. A menor tamaño, mayor precio. Y ya si el tamaño es minúsculo, el precio podría ser gigantesco. En el caso de que Enrique (dado su carácter guasón) se hubiera quedado con todos nosotros llamando micropene a un aparato reproductor de notable presencia escénica (por ponerlo fino), entonces la cotización sería directamente proporcional, esto es, el precio iría subiendo a la par que el tamaño va creciendo (en qué jardín me he metido). Y aquí sí, en el caso de alcanzar las dimensiones del 'tesoro' de Dick Watson (¿Que quién es Dick Watson? Vuelvan a ver 'El hijo de la novia'), en ese caso, digo, el precio de esa imagen podría acercarse al valor de la deuda griega. Ahora bien, como se trate de algo completamente estándar, ni fu ni fa, ni pa ti ni pa mí, ni frío ni calor: cero grados... Entonces no hay nada que hacer. La foto podrá tener gracia, sí, dará que hablar un ratito, también, pero pronto quedaría relegada a un puesto secundario en el ranking fotográfico veraniego, y por supuesto no alcanzará ni de lejos el valor de cotización estimado para la del dichoso biquini de doña Letizia.
Ahora la pregunta es: ¿dónde está esa instantánea? ¿De quién era la cámara? ¿De Enrique o de una de sus fans? ¿Llegó él a apretar el botón? ¿Y de hacerlo, qué dijo: 'Pajarito, mira al pajarito'? Desde luego resulta sorprendente lo espontáneo que puede llegar a ser este chico (una vez prometió hacer esquí acuático desnudo si España ganaba el mundial y lo cumplió, pero de noche) y la cantidad de recursos escénicos que maneja. Doblemente admirable si tenemos en cuenta que es hijo de una estrellona de fama mundial que en el escenario nunca ha sabido muy bien qué hacer con las manos. Julio lleva más de cuarenta años buscándose los bolsillos. Enrique en cambio parece que lo que se buscaba ese día era otra cosa. Ocurrió en el primer concierto de su gira 'Euphoria' en Australia. Y no le culpen, tal vez es que se dejó llevar por la euforia. O quiso retratarse la cara y, desorientado, se fue al otro extremo, víctima del pernicioso efecto de las antípodas.