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Héctor Arenós y familia, en Escocia.
LAS VACACIONES SOÑADAS

«Cualquier lago escocés es más bonito que el de Ness»

Le encandilaron los castillos de Eilean Donan y Blair y se rió de lo lindo cuando una «vaca motorizada» le adelantó en una carretera imposible

LUISA IDOATE
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Ahorra todo el año para viajar. Avión, tren, coche, maleta o mochila. Al castellonense Héctor Arenós le cuadra cualquier posibilidad. «Me adapto al tiempo y el dinero que tengo en cada momento, y al país que visito. Lo que otros gastan en cenas, copas, cine y ropa, yo lo empleo en viajar. Y le saco todo el jugo a cada lugar». Suele ser el guía del grupo, que generalmente es familiar. «Los viajes no cambian con la paternidad. Mi hijo Izan tiene cinco años y ha estado en 15 países. Lo subo en brazos a donde haga falta, aunque se me quede dormido». Otras veces va solo y ligero de equipaje. «Durante el segundo embarazo de mi mujer, recorrí Marruecos en autobús».

Este operario de una empresa de azulejos visitó Escocia hace dos años porque era el sueño de su hermana. «Llegamos a Edimburgo sin alojamiento, alquilamos un coche y nos fuimos a la aventura». En aquella historia hubo un poco de todo. «La típica piedrecita que salta de la carretera nos rompió la luna del vehículo y perdimos la fianza». Pero se rieron de lo lindo cuando una «vaca motorizada» les adelantó en una carretera estrecha y montañosa. «Era un repartidor de leche con una camioneta pintada en blanco y negro, con ubres en la parte trasera, orejas en los retrovisores y cuernos en el parachoques. Nos dio tal pasada que no pudimos cogerla. Iba a toda pastilla».

Fueron a Stirling y Fort William. Llegaron a Oban. Visitaron los castillos escoceses. «El de Eilean Donan es precioso. Está en el centro de una isla. Es muy conocido, porque es la imagen de una marca de whisky». Le pareció espectacular. «Está decorado como era, con figuras de cera que recrean su vida en el pasado». No le resultó tan fascinante el Lago Ness. «Es un lugar que tiene fama por el monstruo, pero no creemos en eso». Se queda con cualquiera de los maravillosos lagos que hay entre Sterling y Obam, y con el castillo de Blair, «blanco y con trofeos de caza».

Edificios, castillos, iglesias y, al final de la lista, museos. Es el itinerario que sigue Héctor. Se quedó sin visitar Glasgow, pero, de momento, no regresará a Escocia porque queda mucho por ver. «Volveré seguro a Nueva Zelanda, donde estuve en 2004. Es un paraíso, el país más bonito del mundo. Lo tiene todo: playas, géiseres, volcanes, montañas, bosques». Es su asignatura pendiente, y sabe que la aprobará. Mientras tanto, visitará Borgoña y Alsacia.