ESPAÑA

El jefe del Ejecutivo ve ahora «razonables» los recortes sociales de Cameron

LONDRES / MADRID. Actualizado: Guardar
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José Luis Rodríguez Zapatero expresó ayer su comprensión por las medidas impopulares de recorte del gasto público que han adoptado en los últimos meses muchos países europeos para hacer frente a la crisis; también por las del Reino Unido, a pesar de las críticas que durante varios meses han vertido a contra ellas por los socialistas en España.

«Hablemos claro: todos los gobiernos ante esa crisis, que es la más grave en ochenta años, han tenido que tomar decisiones no fáciles, en cada país las que podían ser más razonables», defendió durante una rueda de prensa conjunta con el primer ministro británico, David Cameron tras un encuentro en Downing Street.

El jefe del Ejecutivo llegó a afirmar que si algo da la experiencia de la crisis es «una especie de solidaridad» con el resto de gobernantes, porque es duro saber que se toman medidas que, en ocasiones, provocan recortes. «A nadie le agrada bajar el salario de los empleados públicos o no revalorizar las pensiones -añadió-; de una u otra manera todas estas medidas se han hecho en unos países u otros».

Las medidas de austeridad llevadas a cabo por Cameron tras las elecciones supusieron el mayor plan de recorte del Estado de bienestar desde la II Guerra Mundial en Reino Unido. El PSOE ha destacado su dureza una y otra vez a lo largo de este año; las puso como ejemplo de lo que los españoles debían temer si el PP ganaba las pasadas elecciones autonómicas y sigue diciendo que algo así hará Mariano Rajoy.

Durante la campaña de las municipales, Rubalcaba no dejó de repetir que muchos ciudadanos de izquierdas se arrepintieron de no haber ido a votar cuando, después de ganar los comicios, Cameron anunció que triplicaría las tasas universitarias, bajaría las becas, impulsaría un plan de privatización de la sanidad, las pensiones y los bosques y eliminaría 500.000 funcionarios.

Rodríguez Zapatero adoptó ayer, en cambio, un tono radicalmente distinto ante su anfitrión y se esforzó en recalcar que la salida de la crisis está siendo «larga, dura y difícil» para todos.

La cortesía y las reglas diplomáticas, en todo caso, obligaban a una respuesta cauta. Eso subraya el PSOE. El invitado, dicen, no puede criticar al dueño de la casa.