Mou contra Moody's
El entrenador del Real Madrid pide «iniciativa, responsabilidad y solidaridad» a sus paisanos portugueses para salir de la crisis
Actualizado: GuardarJosé Mario dos Santos Mourinho Félix, entrenador del Real Madrid, se ha descolgado esta semana con unas sorprendentes declaraciones sobre la situación política, económica y social de Portugal. La andanada, soltada desde el hotel de concentración de la embajada madridista en Los Ángeles, y hecha pública por la Radio Televisión de Portugal en su noticiario matutino, retrata a una persona desilusionada con su país, un portugués que, como él dice de sus paisanos, «está un poco cansado de ser engañado» y que merece «saber las dificultades» que sufre su país.
Portugal, nuestro vecino atlántico, está contra las cuerdas. Su Gobierno trata de sacar de debajo de las piedras dos mil millones de euros para estabilizar las cuentas del Estado y alejar el fantasma de la tragedia griega. El nuevo gobierno de Pedro Passos Coelho acaba de aprobar un impuesto extraordinario por el que se requisará el 50% de la paga de Navidad a los trabajadores.
Ante semejante panorama, Mou, el entrenador mejor pagado del mundo con 11 millones de euros por temporada, no ha querido quedarse callado. Y, como si estuviera en el banquillo del país, alentó a los lusitanos a hacer valer su «autoestima» para tratar de salir adelante. Mourinho ha pedido a sus conciudadanos «iniciativa, responsabilidad y solidaridad» para salir de la crisis.
Mou confiesa que la abundante legación lusitana en el Real Madrid -los jugadores Cristiano Ronaldo, Pepe, Fábio Coentrao y Ricardo Carvalho y los técnicos Rui Faria, José Morais y Silvio Louro- acostumbra a conversar sobre la actualidad de Portugal. «Entre nosotros comentamos cómo la situación política, económica y social nos ha llevado al nivel de 'basura'», señaló el técnico portugués en referencia a la decisión del pasado 5 de julio por parte de Moody's de rebajar la nota de la deuda de Portugal hasta «bono basura».
No deja de ser curioso, como señalan analistas económicos, que estas mismas agencias -Moody's (fundada en 1909), Standard&Poors (de 1860) y Fitch (creada en 1913)- que ahora acogotan con sus notas a un puñado de naciones europeas sean las mismas que decían que invertir en Lehman Brothers no tenía riesgo (opinión que sostuvieron hasta el momento mismo de su hundimiento) o que calificaron de «segura» la deuda de Islandia antes de que el país quebrara. «Necesitamos un gobierno que defienda a las personas y defienda a Portugal cuando las críticas que vienen de fuera son infundadas. Hace falta iniciativa, responsabilidad y solidaridad. Un país es un poco como un equipo, con gente de diferentes razas, formación, opiniones. y, por eso, un aspecto fundamental es la verdad. Con ella se crean empatías y así es más fácil estar juntos en los buenos y en los malos momentos. El pueblo está un poco cansado ya de ser engañado y merece saber las dificultades que vienen», señaló Mou, Zé, como le llaman en familia.
Cosas de la frustración
«No voté en las elecciones pasadas. Pienso que es como en el mundo del fútbol, hay muchas promesas en pretemporada y luego, ya en campaña, no se consiguen los objetivos prometidos y llega la frustración», añadió en una frase que podría servir tanto para retratar a Portugal como a la temporada pasada de Mourinho al frente del Real Madrid. «Creo que con el esfuerzo de todos, tanto la clase política como el pueblo en general, vamos a conseguir salir de esta difícil situación», repitió en un remedo de ese discurso-en-piloto-automático que emplean los entrenadores de fútbol en sus comparecencias públicas para consumidores de perfil bajo.
«Mourinho sabe de fútbol, es un psicólogo para sus jugadores. Pero no puede ser el psiquiatra del pueblo portugués», protesta Nuno Ribeiro, corresponsal en España del diario 'Publico' de Lisboa. «No le reconozco a Mourinho ninguna autoridad para pronunciarse sobre esta materia... Como se dice aquí, zapatero a tus zapatos», remacha el periodista.
Las palabras de Mourinho han sido acogidas con indiferencia en Portugal, un país poco dado a exaltaciones. Los primeros indignados nacieron allí: cerca de 200.000 jóvenes se manifestaron hace meses en Lisboa tras una convocatoria en internet. Se llaman a sí mismos Geraçao a rasca (generación en precario) y son víctimas de una situación económica que prevé una recesión del 2,3% del PIB de Portugal durante el presente año.
Quien les arenga y protesta es un hombre de mundo seducido por el diseño italiano que guarda en el garaje de su casa en la madrileña urbanización La Finca (20.000 euros al mes) un Ferrari Scaglietti, diseño Pininfarina, de 540 caballos y que consume 20,7 litros a los cien. Un buen corcel para escapar de la crisis.