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Sociedad

Rejoneo de otra galaxia en Sanlúcar

Diego Ventura y Hermoso de Mendoza perfeccionan el toreo ecuestre

JOSÉ REYES
SANLÚCAR.Actualizado:

A lomos de una preciosa yegua baya se hizo presente en el ruedo Pablo Hermoso de Mendoza, con la que templó la impetuosa acometida inicial del primero de la tarde, al que prendió un rejón de castigo en todo lo alto.

Le correspondió al navarro un lote compuesto por dos toros mansos y carentes de expreso interés en la persecución del objetivo equino, pero ello no constituyó óbice para que cuajara dos actuaciones lucidas en las que clavó rehiletes al quiebro y se adornara con belleza en una portentosa exhibición del más genuino toreo ecuestre.

La pertinaz querencia a tablas que presentaron sus oponentes fue siempre resuelta con gran eficacia y extrema elegancia por parte de Pablo Hermoso de Mendoza.

Si bien, su segundo enemigo se convirtió demasiado pronto en una diana inmóvil sobre la que clavar los hierros toricidas, con los que, por cierto, se mostró el navarro muy acertado.

Espectacularidad y excelencia técnica mostró por su parte Diego Ventura en su rejoneo, en el que las ancas de sus caballos templaban las embestidas de los toros a escasos milímetros de sus pitones.

Verificaba piruetas inverosímiles en la cara de la res y prendía después con exactitud y solvencia tras ofrecer con mucha pureza los pechos de la cabalgadura. Hasta fue capaz de adornarse con la original y fotogénica estampa de colocar su sombrero sobre la testuz del segundo de la tarde.

Tras dos completas actuaciones, la perfecta ejecución de la suerte suprema en el quinto le valió la obtención de los máximos trofeos.

Menos experimentado

El otro protagonista de la tarde, Manuel Manzanares, último eslabón ecuestre de una saga de grandes toreros a pie, se inicia esta temporada en el oficio. Derrochó voluntad y veloces carreras ante sus enemigos y se mostró certero y reunido en la ejecución de las suertes.

Y aunque su pulcro rejoneo dejó positivas sensaciones en el respetable, quedó evidenciado que resulta muy difícil acercarse al grado de perfección que han alcanzado los dos galácticos del toreo a caballo.