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Pájaros que echan la caña y decoran con estiércol
La garcita verdosa utiliza cebos como pan, palitos o plumas para atraer a los peces hasta su pico
MADRID Actualizado: GuardarGusanos, lombrices, trozos de pan, palitos o incluso plumas. Cualquier cosa que sirva para llamar la atención de los peces le vale a la garcita verdosa (Butorides virescens) para llevar a cabo su curiosa técnica de pesca.
El ave, que habita en zonas húmedas de África y Asia tropical, coloca sobre la superficie del agua el cebo, para esperar pacientemente la llegada de su presa y capturarla inmediatamente de un certero picotazo. Al igual que a todo aficionado a la pesca, a veces la captura tarda en llegar, por lo que la garza toma diferentes posturas mientras espera: se agacha, se pone boca abajo o se tumba.
Lo que resulta más curioso de esta elaborada técnica de pesca, es que no es innata a las garzas verdes. Es decir, no nacen con este tipo de instinto. Tan solo algunas aves de la especie son capaces de desarrollar esta curiosa estrategia que se desconoce si ha sido aprendida mediante la observación a los humanos o simplemente a través de la investigación de las propias garzas, que al caérseles algo sobre el agua han visto cómo eran capaces de atraer a los peces.
Lo que sí es cierto es que no todas las aves que consiguen desarrollar este tipo de pesca demuestran la misma habilidad para llevarlo a cabo. Se trata de una técnica complicada que la garza va aprendiendo y perfeccionando con el tiempo, y son los ejemplares adultos los que mejor la utilizan.
También en tierra
Otro pájaro que utiliza cebos para atraer a sus presas es el búho de madriguera. Esta ave recoge los excrementos de otros animales para ‘decorar’ su nido. Y no es porque tenga un pésimo gusto como interiorista ni falta de olfato. Se trata de una técnica que le permite atraer la comida hasta casa. Una especie de servicio a domicilio de escarabajos estercoleros, que se ven atraídos por las heces, una de sus comidas predilectas. Esta técnica permite a los búhos alimentarse alrededor de diez veces más que aquellos que no la desarrollan.
Aunque se desconoce cómo los búhos han aprendido esta forma tan peculiar de caza, los expertos apuntan a que probablemente las aves no sean conscientes de que el hecho de poner allí el estiércol y conseguir de esa manera a los escarabajos estén relacionados, y que el comportamiento se puede haber instituido por alguna otra razón, como la de ocultar el olor de sus polluelos.