CARTAS A LA DIRECTORA

Bendita inseguridad

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Creo que mal vamos si nos obsesionamos por la seguridad. Entiendo que en la era moderna no se pueden hacer puentes de paja, ni pretender volar en aviones de madera, pero de ahí a obsesionarse con la 'seguridad' a querer venderla como 'paradigma de los tiempos que corren' hay un salto importante: corremos con ello serio riesgo de caer en la obsesión, de ahondar más en la neurosis colectiva. Una historia muy antigua cuenta que el rey de un gran imperio, estaba muy preocupado por su seguridad, ya que estaba rodeado de enemigos, de gente procedente de distintos pueblos enemigos recientemente conquistados. Como temía por su vida, decidió vivir en un palacio de una sola habitación, con una sola puerta, ante la que colocó además siete filas de guardianes. Cuentan que un mendigo que habitaba por los alrededores se rió un día sonoramente del soberano, lo cual enfadó al rey e hizo que fuera llevado inmediatamente a su presencia. Conminado a dar una respuesta inmediata o ser condenado a morir, contestó: majestad, me río porque, mientras yo vivo sin preocupaciones y al aire libre, usted vive asustado en una habitación que, además, carece de seguridad, pues bastaría un único guardián que atravesase la puerta para poder darle muerte. Creo, haría mejor en dejar solamente una rendija por la que poder obtener la bebida y el alimento necesario. El soberano opinó entonces que eso sería como vivir en una tumba. Así es, respondió el mendigo, solo la tumba le va a brindar la seguridad absoluta que busca. Por contra, si pretende ser feliz, debiera aprender a quitarse cargas mentales y afrontar la inseguridad que supone siempre vivir.