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La barbarie terrorista sacude Noruega

Un atentado con coche bomba en Oslo y un ataque a tiros en una reunión juvenil dejan 17 muertosLa Policía cree que ambas acciones están relacionadas «con movimientos locales antisistema»

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Un doble atentado sacudió ayer a la sociedad noruega y llevó el pánico a la capital y a la cercana isla de Utoya. Oslo, una urbe apacible y hermosa, fue el primer escenario de la barbarie terrorista. La explosión de un coche bomba en la zona donde se ubican las sedes gubernamentales y los principales periódicos dejó al menos 17 muertos y al menos quince heridos. Poco después, un tiroteo en un campamento de las juventudes socialdemócratas en un pequeño islote a pocos kilómetros de la capital causaba diez muertos -algunos testigos elevaban la cifra a veinte-, según un primer balance. Anoche, la Policía dio por seguro que ambas acciones estaban relacionadas, porque el autor de la segunda matanza, de nacionalidad noruega según anunció el ministro de Justicia, había estado horas antes en Oslo.

El grupo yihadista Ansar al-Yihad al-Alami reivindicó en un primer momento los dos ataques, según reveló el diario 'The New York Times', aunque horas después se retractaba en un foro de Internet. Las autoridades del país escandinavo no quisieron darle total credibilidad porque consideran que los atentados estarían relacionados con «movimientos locales antisistema».

A las 13.20 horas (una más en la España peninsular) la vida cotidiana transcurría sin sobresaltos en Oslo. De pronto, un gran estallido hizo temblar la capital, y según algunos testigos, el estruendo se escuchó a varios kilómetros. Tras los primeros instantes de confusión se pudieron ver las consecuencias de lo sucedido. La calles donde se ubican los ministerios y las redacciones de varios periódicos estaba cubierta por montañas de cascotes y cristales.

Pronto se temió que el objetivo del ataque era el primer ministro Jens Stoltenberg, cuyo despacho oficial se encuentra en la misma calle. Incluso se corrió la voz de que podía estar herido. Rápidamente se despejó la duda al saberse que el jefe del Gobierno no estaba en la ciudad. El propio primer ministro se comunicó por teléfono con la emisora TV2 para confirmar que él y los miembros de su gabinete se encontraban «bien», aunque no quiso precisar en qué lugar por razones de seguridad. «Esto es muy grave», destacó Stoltenberg en su breve mensaje a la nación.

La Policía cree que el objetivo de los terroristas era el Ministerio de Petróleo, ya que fue el que sufrió mayores daños, aunque también afectó de llenó a la sede del rotativo 'VG', el de más tirada del país. Pronto se acordonó todo el complejo gubernamental, mientras se evacuaban las dependencias aledañas, la estación de ferrocarril, varios centros comerciales y se registraba la zona en busca de otras posibles bombas. Incluso se barajó la posibilidad de cerrar el espacio aéreo noruego.

Tras el estallido se registraron escenas de pánico por las calles, con personas corriendo, algunas de ellas ensangrentadas. Diversos medios locales informan de la existencia de un automóvil destrozado, donde podría haber sido depositada una bomba, aparcado ante uno de los edificios afectados. «La situación va de mal en peor» comentó el portavoz de la Policía, Runar Kvernen, al describir en pocas palabras el caos reinante. «Parece una zona de guerra», describió por su parte un periodista del diario 'Dagbladet'.

Sin tiempo a reaccionar

Cuando los habitantes de Oslo apenas habían encajado el golpe, comenzaron a llegar noticias de un confuso tiroteo ocurrido en la isla de Utoya, situada en un fiordo a 25 kilómetros de la capital. No habían pasado siquiera ni dos horas de la explosión del coche bomba. Poco a poco se fueron confirmando los peores augurios.

Un hombre de raza blanca y 1,90 metros de altura, vestido con un uniforme de la Policía local y armado con un rifle automático, abrió en una reunión de las juventudes socialdemócratas. Muchos de los 560 asistentes salieron despavoridos e incluso algunos se lanzaron al agua para huir del agresor, que fue detenido poco después. Las primeras noticias hablaban de una decena de muertos, pero un testigo relató que había contabilizado hasta veinte cadáveres. «Los he visto con mis propios ojos y estaban tirados en el agua», declaró Andre Skeie, de 26 años, que había llegado a la isla para ayudar a evacuar a los supervivientes. Se da la circunstancia de que en el encuentro juvenil había pronunciado un discurso por la mañana Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra socialdemócrata en tres ocasiones, mientras y estaba previsto que clausurara la reunión el propio Stoltenberg Hace un año, Oslo anunció la desarticulación de una célula de Al-Qaida con la detención de un iugur chino, un kurdo iraquí y un uzbeco. Un alto funcionario de la Administración justificó la redada como una medida preventiva para evitar un atentado.