Wang, el niño que siempre tiene que llevar una máscara
El pequeño necesita tapar su cara para evitar que las quemaduras sufridas hace cinco años se infecten y acaben asfixiándole
Actualizado: GuardarLa terrible historia del pequeño Wang comenzó hace cinco años cuando cayó sobre un montón de paja ardiendo. Ahí comenzó un calvario que los médicos no creen vaya a tener fin, al menos a corto plazo si es que consiguen que sobreviva.
Para evitar que sus cicatrices, en las manos y en la cara, provocadas por las quemaduras se infecten y acaben asfixiándole tiene que vivir siempre con esta máscara en su rostro. Un tumor oprime su tráquea y aunque le operaron hace unos meses para que pudiera respirar ha vuelto a reproducirse.
El padre de Wang creyó que en Beijing podrían ir practicando injertos pero de momento se ha descartado la intervención ante la gravedad que presenta.
Su madre no se cansa de agradecer la solidaridad de algunas personas que han pagado una máquina especial para que ayude a ventilar la respiración nocturna del niño y no se ahogue.
Wang, cada día, soporta estoico el dolor de los masajes imprescindibles para que las cicatrices no empeoren. Mientras, como cualquier otro niño, intenta divertirse y olvidar que ya apenas tiene rostro.