Majestad y raza dibujan el estreno de los 'Jueves Flamencos'
El baile de Téllez y el cante de Linares brillan en la primera sesión del festival
Cádiz Actualizado: GuardarNoche de raza y majestad, noche de embrujo y saber estar, noche de cante, noche de baile, noche de libertad. Primera sesión 'Con Temple' del festival de cante por excelencia de la provincia. El estreno de los 'Jueves Flamencos' no defraudó. Sus fieles no faltaron a la cita con el flamenco.
Todo preparado para la función, todo preparado para el arte. Eva de Rubichi arranca la sesión y rompe el hielo. La acompaña al toque su marido, Domingo Rubichi, natural de la familia de 'los agujetas'. Respira tranquila y oye el sonido de la guitarra. Se hace el silencio y rompe en malagueñas. Quejío suave y armonioso que va ganando intensidad con el cambio de registro. Y cuando rompe por bulerías nace la raza. El genio que sube desde los volantes y sale por la garganta. Estupendo compás. La cantaora regala una voz portentosa que aguanta la agonía de la guitarra. Lo mejor sin duda la complicidad entre ambos Rubichi. También destaca el jaleo. Tras ella sube al escenario el que sin duda fue una de las actuaciones más agradecidas por el público. Joselete de Linares hizo alarde de su dominio de la seguidilla y la soleá. Comienza con malagueñas por Chacón y Enrique El Mellizo. Le acompaña el magnífico punteao de Antonio Higuero, glorioso en su armonía y sensibilidad de cuerda. Con Linares llega la experiencia y los sonidos maduros, serenos, 'Con Temple'. El artista hace alarde de fuerza y majestad. Regala nostalgia de cantaores de antaño y el público lo agradece. Ofrece sonidos que hacen gala de esconder la esencia del cante jondo. Y entonces, nace de su garganta el fandango y allí encuentra su cuna. Se atreve sin micro y suena 'Malvaloca'. Excelente. Sin duda el mejor de la noche delante del micrófono.
Baja Linares y le da el testigo al tacón de Miguel Téllez, bailarín de escuela. El artista cuenta una historia con el cuerpo. Poder de seducción y garbo que da el toque original a la noche. Traza figuras con un movimiento suave y sereno. Un caballero que saca el duende en las llamadas y que embriaga con su taconeo. Bailaor magnífico que vuelve a levantar al auditorio. En definitiva, llega el descanso y la primera parte cumple con las expectativas.
Termina el paréntesis e ilumina el escenario la cantaora y bailaora, María Mezcle. La cuarta en pisar en escenario. La artista regala frescura con su presencia pero rompe grave por caracoles. Domina los palos menores y conquista con su gracia. Voz de saeta que se deja descubrir en las subidas. Y por fin llegan las alegrías, himno local que firmó Chano Lobato. María se atreve y le queda soberbio. Termina en pie por bulerías. Llega la madrugada y con ella el final de esta primera cita de los amantes del flamenco lírico. Ezequiel Benítez es el encargado de despedir el jueves. Artísta de timbre limpio que llega donde quiere con dulzura y elegancia. Voz fresca con pellizco que se manifiesta con soltura en el tono cuidado en las subidas. Derrocha simpatía y el Baluarte le corresponde. También demuestra valentía y abandona el micrófono. Finaliza su recital con guiños al baile por bulerías. En definitiva, una primera sesión donde la fase inicial se impuso a la segunda mitad, y donde Téllez y Linares brillaron con luz propia.