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El Parlamento excluye a los alcaldes

La propuesta de incompatibilidad de regidores y diputados sale adelante con el respaldo del PSOE e IU y los votos en contra del PP y de Sánchez Gordillo en medio de una bronca descomunal.

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El último pleno del curso político acabó ayer tarde en una bronca descomunal por el último punto del orden del día: La aprobación de las 28 medidas para la transparencia y la calidad democrática en la actividad política, entre las cuales figura la incompatibilidad de los alcaldes y presidentes de las diputaciones provinciales. El Parlamento dio el visto bueno a esta propuesta, para la que habrá de reformarse la ley electoral, con los votos del PSOE y de 5 de los 6 ediles de Izquierda Unida. El diputado Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, rompió la disciplina de voto y pulsó el botón rojo en línea con los diputados del PP. Su voto y su esquivo saludo a Diego Valderas fue la anécdota final de una jornada protagonizada por un PP dispuesto a hacer ver su más que enfado por una medida que toca de lleno al corazón de su grupo en la Cámara. Hay 17 alcaldes del PP que son diputados, entre ellos los alcaldes de Sevilla, Córdoba, Jaén, Huelva, Jerez y Marbella.

El clima bronco subió grados con la intervención de Esparanza Oña, que en un discurso acalorado y vehemente llegó a pedir la dimisión de Griñán por haber administrado un ‘fondo de reptiles’ de 700 millones, en alusión a la partida que destinaba Empleo a las ayudas sociolaborales a empresas.

«Alcaldes sí, Ere no»

El debate se puso al rojo vivo cuando el diputado socialista José Muñoz subió a la tribuna. Los populares apenas le dejaron hilar una frase tras otra con abucheos, sobre todo cuando comenzó a relatar las ausencias del alcalde de Sevilla o la de Jerez en comisiones del Parlamento o a recordar que Arenas es el político «mejor pagado de Andalucía», algo que el interesado no oyó porque había salido un momento fuera. Muñoz tuvo que volver a su escaño sin terminar el discurso, conminado a ello por la presidenta del Parlamento, Fuensanta Coves, que ante la crispación trató de calmar los ánimos sin éxito. Mientras los socialistas aplaudían a Muñoz, los diputados del PP le abroncaron con gritos de «¡alcaldes sí, Ere no!».

El PP escenificó su oposición a la medida dando voz a sus alcaldes en todas las intervenciones de la Cámara y con una concentración a las puertas del salón de plenos. El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, leyó un manifiesto en el que calificó la iniciativa de «cacicada» y «primera pinza contra el gobierno del cambio». Javier Arenas reiteró que es una «revancha» del PSOE por su derrota el 22-M. El líder del PP dijo que la reforma de la ley electoral se tiene que aprobar por consenso y no «imposición antidemocrática».

La secretaria de Organización del PSOE, Susana Díaz, replicó también en los pasillos del Parlamento que su partido buscará el consenso por encima de todo, pero anunció que presentará el texto de la reforma legal antes de que acabe el verano, lo que fue interpretado como una provocación por los populares. «Las leyes son para mejorar la convivencia, no son para atacar», dijo Oña.

El coordinador de IU, Diego Valderas, dijo que las medidas no son suficientes «y hay que ser más valientes».Pese a la polémica, los tres partidos votaron a favor del resto de medidas.