¿Parche o solución?
Actualizado: GuardarCostó tiempo y, por lo mucho que tardó en llegar el acuerdo final, también debió de costar esfuerzo. El escollo principal pudo ser la concreción del esfuerzo que se va a adjudicar a la banca privada. Ya antes de la cumbre, Trichet había advertido que cualquier pequeña quita o, incluso, una cierta espera, podría considerarse como una «suspensión parcial de pagos». En ese caso, el Banco Central Europeo amenazaba con negarse a admitir los bonos griegos como garantía, cerrando el grifo de la liquidez a los bancos de ese país, lo que les conduciría inexorablemente a la quiebra inmediata. Trichet había sido convenientemente «ablandado» en la reunión que mantuvo el miércoles con la canciller Merkel y el presidente Sarkozy, –los gallos del corral–, pero, tal y como se desarrolló la reunión, parece ser que la maceración no fue completa.
Al final, se pusieron de acuerdo en aportar más dinero. Mucho dinero. Dinero para los griegos y dinero también para las «ayudas preventivas», un concepto nuevo que nos proporcionará alivio a los países de la lista de espera, básicamente a España e Italia. ¿Se solucionan los problemas? Ya veremos. Por el momento, se cubre un agujero con dinero que sale, ¿de dónde?, pues de otro agujero, solo que éste es de todos, es más grande y sufre menos. Pero, el problema de fondo, que no es otro que la falta de crecimiento en varios países miembros de la UE, queda como estaba, a salvo de ese rimbombante ‘Plan Marshall’, que ya veremos cómo se articula y para qué sirve.
A mí todo esto me parece más un parche parcial que una reparación global. Pero no quiero pecar de pesimista y hoy, claramente, toca sonrisa en el tobogán de la deuda soberana. Por su parte, la banca se dio un paseo por las nubes de la Bolsa. No solo se benefició del acuerdo en Bruselas, sino que se alivió con el rechazo al impuesto especial que algunos pretendían imponerle.