Los mercados reaccionan con euforia y la prima de riesgo baja

Dicen que a grandes males, grandes soluciones, y la UE decidió aplicar ayer esa máxima para apaciguar a unos mercados financieros expectantes ante la decisiva reunión para el futuro de Grecia y del conjunto de la zona euro que se desarrollaba en Bruselas. Las bolsas se mantuvieron por la mañana planas, pero reaccionaron con euforia a media jornada, después de que los líderes europeos filtraran el borrador de la declaración final. El principio de acuerdo planteaba alargar la duración de los préstamos a los países rescatados y reducir sus intereses, además de desechar la petición francesa de imponer una tasa bancaria. Y los inversores lo agradecieron sin disimulo.

El Ibex 35, que había iniciado la sesión con una subida del 1% para luego replegarse y perder fuelle a medida que avanzaba la jornada, respondió al acuerdo con un fuerte tirón que le llevó a registrar al cierre del parqué una subida del 2,93%, hasta los 10.017,63 puntos. Los bancos fueron los valores más beneficiados por ese repentino ataque de optimismo: Santander marcó una subida del 4,42%; BBVA, del 5,54%; Bankinter avanzó un 3,74%; Caixabank sumó un 1,52%; Sabadell ganó un 4,67% y Popular mejoró un 7,65%.

Las alegrías se repitieron en el resto de plazas europeas. La bolsa de Milán lideró las alzas con un avance del 3,76%. Londres subió un 1,1%; Francfort, un 1% y París un 1,7%. El optimismo se contagió también a los mercados de deuda pública. La prima de riesgo española (diferencial entre el rendimiento del bono español a diez años y el alemán), que el pasado lunes alcanzó los 372 puntos básicos, bajó a 285 enteros. Lo mismo ocurrió con la italiana, que se situó en torno a 250 puntos. Un síntoma de aflojamiento en la estrategia de acoso a todo cuanto huela a deuda periférica. El euro se reforzaba frente al dólar y se cambiaba a mediodía a 1,4330 billetes verdes, frente a 1,4212 del miércoles.

Sobrecoste

Todo eso en un día en que el Tesoro Público y los temidos especuladores volvieron a verse las caras en una nueva emisión de deuda soberana. Según el Banco de España, la operación -que se cerró antes de conocerse el principio de acuerdo europeo- se saldó con la captación de 2.621,51 millones de euros en obligaciones a diez y a quince años.

El Estado tuvo que aumentar el rendimiento de sus títulos hasta niveles de 1997 para mantener el atractivo del papel y garantizarse una alta demanda. Una estimación realizada por los técnicos de Hacienda (Gestha) cifra en 11,41 millones de euros el sobrecoste anual de esa subida de los tipos.

Pese a tener que comprometer una mayor rentabilidad, el Tesoro aguantó el tipo y resolvió la adjudicación en la parte más alta del objetivo de emisión (entre 1.750 y los 2.750 millones de euros).

El montante total de los fondos captados se reparte en 1.807,21 millones de euros en obligaciones a diez años y en 814,3 millones en títulos a quince años. En el caso del papel a diez años, el interés medio subió hasta el 5,896%, un 9,28% por encima del 5,395% pagado en la última emisión similar. En cuanto al papel a 15 años, su rendimiento medio escaló hasta el 6,191%, un porcentaje que supera en un 2,7% al 6,027% de la última subasta.

La buena noticia para el Tesoro es que el apetito de los inversores por la deuda española siguió siendo muy alto, como ya ocurrió en la emisión de letras del pasado martes, celebrada en condiciones aún más difíciles. El móntate total de las peticiones de compra superó ayer los 5.100 millones de euros. Alcanzó los 3.429,27 millones de euros en el caso de las obligaciones a diez años (1,91 veces lo vendido, casi el doble) y los 1.694,3 millones de euros en los bonos a 15 años (2,08 veces lo adjudicado).