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Economia

La eurozona ataja el riesgo de contagio con créditos preventivos

Autoriza al fondo de rescate a financiar los países y comprar deuda para rebajar las presiones de los mercados

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La Eurozona dio ayer un paso al frente para intentar acabar definitivamente con la crisis de la deuda soberana. Los 17 socios de la moneda única no solo diseñaron las bases del segundo rescate griego, por valor de 159.000 millones de euros -109.000 millones de los países y 50.000 de las entidades privadas- , sino que perfilaron un amplio programa de estabilización para toda Europa. Según consta en el documento aprobado en la cumbre extraordinaria de ayer, por primera vez se ha decidido otorgar líneas de crédito preventivas para evitar nuevos contagios de España e Italia y se implica en el salvamento heleno a los acreedores privados.

Angela Merkel no tendría precio como jugadora de póker. La canciller provocó escalofríos en toda Europa el martes al proclamar que la cumbre de emergencia de ayer en Bruselas no produciría resultados «espectaculares». Tras una jornada de maratonianas reuniones, los jefes de Gobierno consensuaron un documento de una ambición desconocida hasta ahora. Estructurado en cuatro apartados, el texto recoge desde los pasos necesarios para cerrar el segundo rescate griego hasta los mecanismos para evitar nuevos terremotos bursátiles en el resto de la zona euro.

La clave de todo el entramado es el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por sus siglas en inglés). Dotado con 750.000 millones de euros, a partir de ahora podrá tener nuevos poderes para ayudar a los países más castigados por el acoso de los mercados. Lo más importante para España es que se le autoriza a conceder líneas de crédito provisionales. Con esta herramienta, si un país se ve acorralado por los especuladores al emitir deuda, podrá recurrir al EFSF para financiarse. Eso sí, se advierte de que estos préstamos estarán sujetos a una «condicionalidad adecuada».

La segunda cuestión que contribuirá a atajar el contagio es la intervención en los mercados secundarios. Los socios, en principio, activaron también esta opción para el fondo de rescate. Así, cuando las primas de riesgo se disparen, el EFSF podrá comprar deuda para rebajar la presión sobre los estados. Este herramienta también podrá utilizarse para readquirir los títulos helenos y reducir progresivamente los 340.000 millones -150% del PIB- que debe a los inversores.

Detalles pendientes

Alemania se oponía frontalmente a intervenir en el mercado secundario, pero ayer dio su brazo a torcer. Berlín aceptó liberar al Banco Central Europeo (BCE) de esta tarea a cambio de otra cuestión central en la cumbre. La implicación de las entidades privadas. El 90% de los bancos y aseguradoras tenedoras de deuda griega aportarán de manera voluntaria hasta 2014 un total 50.000 millones de euros, que crecerán en otros 56.000 millones entre ese año y 2020.

Una decisión adoptada en contra de la opinión del BCE, cuyas consecuencias pueden tener efectos preocupantes a corto plazo en los mercados. La entidad dirigida por Jean-Claude Trichet se ha hartado de repetir que esta situación podría desencadenar una hecatombe financiera.

La intención de la Eurozona es que estas operaciones permitan reducir los pagos que tiene que afrontar Atenas en los próximos años y hacer más llevadera su colosal deuda. Los consejeros delegados del Deutsche Bank y del BNP Paribas acudieron a la cumbre para perfilar el acuerdo.

Prevenir la tormenta

El gran problema, sin embargo, no era la cantidad final. Las agencias de rating ya han advertido en varias ocasiones de que rebajarían la nota de Grecia al impago o quiebra parcial si se pone en práctica una implicación bancaria de este calibre. Los socios comunitarios parecen decididos a desafiar las consecuencias de esta enésima degradación. Incluso, barajaban recomendar que las economías europeas dejen de confiar tanto en las recomendaciones que ofrecen las calificadoras.

El reforzamiento del fondo de rescate también será muy útil para prevenir la tormenta en los mercados derivada de una eventual quiebra parcial de Grecia. El EFSF, además, podrá ser utilizado para recapitalizar bancos, lo que blinda el sector financiero heleno ante el impago de su país. El BCE, muy crítico con una solución dura para las entidades, habría retirado sus reservas gracias a este colchón económico que amortiguaría el impacto de una posible rebaja de las agencias de rating, enemigas encubiertas de la Unión Europea.

Los socios comunitarios no solo estudiaron el nuevo rescate heleno. Sobre la mesa se analizaron a su vez las condiciones de los actuales préstamos a los tres países en la UVI financiera. La Eurozona ha decidido aliviar estas exigencias tanto en los plazos de devolución como en los tipos de interés. Grecia, Portugal e Irlanda, los tres socios que han acudido al rescate, podrán reintegran los créditos en quince y hasta en treinta años, frente a los siete y medio actuales, y pagarán un 3,5%, cuando ahora el tipo de interés es del 4,5%. Los expertos habían advertido de que los requisitos iniciales eran demasiado rigurosos y atenazaban su crecimiento.

Grecia, con un primer rescate también de 110.000 millones, es el más agobiado por las condiciones de sus préstamos. El gesto de la zona euro podría ir acompañado de otras medidas para impulsar la recuperación del país. Aunque en un principio se hablaba de una especie de Plan Marshall, la idea definitiva es algo más modesta. En línea con los esfuerzos reclamados por la Comisión, Bruselas se volcará en ofrecer asistencia técnica a Atenas para que pueda obtener todos los fondos de cohesión que le corresponden. El país mediterráneo solo ha recibido 4.900 millones de los más de 20.000 que tiene asignados por dificultades para alcanzar los niveles de cofinanciación exigidos.