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Tribuna

¡Elecciones ya!

AURELIO SÁNCHEZ RAMOS
DIPUTADO NACIONAL POR CÁDIZ DEL PPActualizado:

España no aguanta más. Se necesita urgentemente un Gobierno que tome decisiones y pueda devolver la confianza económica, social, jurídica y política que hemos perdido ante los inversores internacionales en el exterior y dentro de nuestro país donde el paro, la economía y el enfriamiento del consumo han traspasado líneas rojas. Cada día que pasa con este gobierno es un día perdido para conseguir salir de esta situación. No adelantar las elecciones puede ser bueno para los intereses electorales de los socialistas, que siguen esperando los anhelados y non-natos brotes verdes, o que se produzca la disolución de ETA, que podrían darle alguna credibilidad electoral que permita a Zapatero irse con mejor imagen (cosa muy difícil a estas alturas) y a Rubalcaba mejorar las malas previsiones electorales que las encuestas señalan a día de hoy. Este Gobierno que espera interesadamente que pase el tiempo no se da cuenta de que en España pasan cosas cada vez más graves y que no tiene fuerzas para afrontarlas.

Los socialistas dicen que el Partido Popular quiere que se adelanten las elecciones para llegar por interés partidista a gobernar cuanto antes. Sería legítima esta pretensión pero las prisas no son por interés propio sino por empezar cuanto antes a cambiar la situación actual, si los ciudadanos nos dan su confianza, para evitar que cada día se deteriore aun más la delicada situación que vivimos y sea más difícil transmitir la confianza necesaria tanto en el exterior como internamente. Nunca España ha estado peor valorada en Europa, donde hemos pasado de ser el país que más puestos de trabajo creaba a ser el que más destruye y donde nuestra credibilidad y solvencia económica y política está altamente cuestionada. Desde el Partido Popular pensamos que el PSOE no tiene tiempo para reciclar un candidato porque nuestro país necesita ya un presidente que gobierne y tome decisiones. También decimos que la credibilidad que se pierde a pulso en el Consejo de Ministros no se gana en los mítines y que si los socialistas han cambiado tres veces de portavoz, más han cambiado de discurso y por eso ya no les cree nadie.

Hace unos días el presidente del BBVA, la entidad financiera que ha obtenido la mejor clasificación en las pruebas de solvencia, reclamaba para España un Gobierno fuerte que tome decisiones, entre las que citaba la reforma del sistema financiero, el marco laboral y controlar el gasto. También Mariano Rajoy ha dicho que España es un país solvente, que tiene gente preparada y una alternativa responsable de gobierno y por ello el PP ofrece a los españoles un mandato reformista y un proyecto de recuperación nacional con seis pilares: Empleo y crecimiento económico. Reforma del sector público con austeridad, transparencia y eficacia. Fortalecimiento institucional y regeneración política. Recuperar el prestigio de la marca España. Garantizar el estado del bienestar. Y Educación. Para ello es necesario convocar elecciones ya, porque no podemos perder medio año más sin hacer las reformas necesarias que empiecen por restaurar el techo de gasto que el PP impuso por la ley de Estabilidad Presupuestaria para evitar el déficit en todas las administraciones y que Zapatero abolió con las consecuencias gravísimas que nos ha traído. También la reforma laboral que Mariano Rajoy propone de un único contrato en España y más flexible frente a los 43 tipos distintos existentes. Además atajar el déficit tarifario energético ya que los españoles no deben pagar más por los prejuicios ideológicos del gobierno socialista con las fuentes de energía. Así como apoyo a los emprendedores para lo que proponemos una ley para incentivar a los empresarios y emprendedores con el objetivo de facilitar la inversión y la creación de empleo y por último, fomentar la unidad de mercado, ya que se necesitan menos intervención, menos leyes y menos reglamentos, pero que se cumplan.

Y a todo esto el PSOE nos presenta a un candidato con un pasado conocido, un presente que le implica de lleno en la nefasta gestión del gobierno socialista y un futuro nada esperanzador pues lo que propone como novedoso y necesario lo podría haber puesto en práctica actualmente como vicepresidente.

Los socialistas están encantados con Rubalcaba y vuelven a decir que, a pesar de las encuestas, aún hay partido como dijeron cuando Zapatero lo nombró vicepresidente y creó un fugaz efecto Rubalcaba. No deja de sorprender que a estas alturas y después de las últimas decisiones antisociales del gobierno, el candidato socialista pretenda ahora la recuperación de las señas de identidad de la izquierda y se comprometa a no prometer nada que no pueda cumplir. Esto suena a risa si nos fijamos en las promesas socialistas para Cádiz, como la Alta Velocidad y el Puente para el 2012, o el desdoble de la A-4 como alternativa a la promesa de liberación del peaje. ¿A quién pretenden engañar?