«Ya era hora de que lo dejara»

La noticia se coló en la fiesta. Los aficionados a los toros comentaban la dimisión de Francisco Camps antes de entrar en la plaza esta tarde. Como en todas partes, había dos bandos. Defensores contra detractores. Paco, un agricultor de Algemesí, veía una jugada política en la decisión del presidente de la Generalitat. "Camps ha demostrado que el partido está por encima de sus intereses y por eso se ha sacrificado. Eso dice mucho a su favor y los que creen que lo ha hecho porque es culpable se están precipitando: aún se tiene que demostrar que es culpable".

A su lado, entre los reventas que intentan colocar sus entradas, Miquel sentencia a Camps. "Estaba claro que acabaría cayendo, sólo era cuestión de tiempo. Nadie se ha inventado lo de los trajes y se equivocó en alargar la agonía. Ahora se ha demostrado que era un corrupto". Su compañero de aficiones taurinas, Ángel, le jalea. "Ya está bien. Todo lo que ha sucedido hoy ha sido muy raro. Que dimite, que no. Que acude a firmar y luego se echa marcha atrás. Después la rueda de prensa. A mí me parece que el hombre se ha visto sin escapatoria y no sabía para dónde tirar".

Entre sus defensores no le faltan incondicionales. "Camps es un hombre honrado y esto no es más que una campaña para destruirlo. Yo siempre diré que, mientras un juez no diga lo contrario, es inocente. ¿Dónde ha quedado la presunción de inocencia en este país?". Así lo cree María, una mujer de 73 años que pasa por delante de la plaza. Aunque no todos piensan igual. Como Curro, un treintañero que llega contento a la corrida, está decepcionado. "El presidente ha defraudado a todos los que votamos. Si iba a acabar dimitiendo, no debería haberse presentado a la reelección hace sólo dos meses".