Insultos y abucheos para Mr. Gawner
Los empleados impidieron por varios minutos la salida del inglés, escoltado en un furgón policial que fue golpeado y zarandeado La visita del directivo de la multinacional desató la ira de los trabajadores, con un pie en el paro
EL PUERTO.Actualizado:Vestido de limpio. Así salió ayer de Cádiz Electrónica el alto directivo inglés que negocia de forma personal el cierre de la planta. La traductora que hizo posible la comunicación -que no fue demasiada- entre Steve Gawner y el delegado de Empleo de la Junta, Juan Bouza, no habría sido capaz de interpretar el reguero de lindezas que los trabajadores propinaron al inglés durante su visita a las instalaciones del parque Tecnobahía.
De todo, menos bonito. Y es que verse con un pie, y los dedos del otro, en la lista del paro, desata la ira del más comedido y aunque la entrada en la factoría no estuvo falta de insultos, golpes y zarandeos sobre el vehículo de Gawner, la salida fue peor.
El medio centenar de trabajadores del turno de tarde cargaron contra el furgón de la Policía Nacional en el que el directivo de Visteon salió escoltado. Apenas diez metros cuadrados que en cuestión de segundos acogieron un polvorín. Mientras una veintena realizó una sentada para impedir que el coche pasara la verja, los demás comenzaron a pegar pegatinas de protesta en el cristal del conductor y en las lunas tintadas de atrás, donde viajaba Gawner. Golpes, zarandeos, gritos, insultos... Por unos minutos los empleados, hombres y mujeres de bien, se transformaron en esos animales heridos que se revuelven contra su agresor empleando las pocas fuerzas que les quedan. «¡Te estás llevando el pan de mis hijos!», fue una de las frases más desesperadas.
El empresario, cuyo vuelo desde Londres se retrasó una hora, fue puntual y a las 11.30 de la mañana llegó en un turismo acompañado por un abogado de Garrigues. Delante, en otro coche, viajaba Juan Bouza que salió para saludar al presidente del comité de empresa, Bartolomé Bruzón. El inglés no bajó ni la ventanilla.
Nerviosismo solapado
De unos sesenta años, complexión gruesa y con gafas, la calvicie rodeada por pelo canoso, apenas le cambió el gesto grave. Pero el brazo firmemente agarrado en el mango superior de la ventanilla delató su lógico nerviosismo ante los zarandeos, los golpes y los improperios que le lanzaron los empleados.
Una vez dentro, según Bruzón y otras fuentes consultadas, su actitud fue «provocadora» y no dudó en sacar su propia cámara para hacer fotografías de las instalaciones con los empleados dentro y también de las pancartas de protesta. A su paso por la línea de trabajo que recorrió fue acompañado por palmas y pitos y en sus leves apariciones en el exterior también tuvo banda sonora. Sergio Salguero, representante de UGT, aseguró que Gawner «estaba bien informado» y «sabía perfectamente dónde quería ir». Concretamente, hacia el departamento de materiales donde ayer mismo llegó una remesa, según otras fuentes, por importe de 2.000 euros. Una cantidad «escasa e insuficiente» para mantener la producción.
Pero la última parada de Gawner no fue junto a la garita de seguridad. No había recorrido ni un kilómetro cuando el furgón hubo de parar en la cuneta de la carretera de Sanlúcar para cambiar un neumático pinchado.