Resistencia empecinada

Los requerimientos a Rodríguez Zapatero para que abrevie este decadente final de etapa caen, de momento, en saco roto, por más que arrecien las sugerencias en tal sentido, y no solo provenientes del hemisferio conservador del espectro ideológico. Y así, a pesar de que Rubalcaba no parece contrario a la anticipación, se advierte en el ámbito socialista una obstinada resistencia a dar por concluida la legislatura, cuando ya es patente que nos encontramos en un agónico descenso hacia el final. Ayer, tras una reunión del comité electoral del PSOE, Elena Valenciano, volvía a defender la opción de «agotar la legislatura». Poco después, el ministro de la Presidencia, Jáuregui, apoyaba a Valenciano: «en este momento no habría nada más inestable y perjudicial para la solvencia y la credibilidad de España que una convocatoria anticipada de elecciones». Más bien parece al contrario: la planificación razonable e inmediata del proceso electoral, procurando que introduzca las menores distorsiones posibles en la marcha del país, sería una prueba de solvencia y por lo tanto un factor de estabilidad que generaría confianza en los mercados.