La 'reina de los tabloides'
Frialdad, ambición y falta de escrúpulos han acabado con la ex consejera delegada de News International
Actualizado: GuardarLa infalible combinación de frialdad para los negocios, una desmesurada ambición y la habilidad de codearse con el poder hicieron posible el meteórico ascenso de Rebekah Brooks en el imperio mediático de Rupert Murdoch. Con solo 21 años inició su camino en el mundo periodístico como secretaria de 'News of the World', donde alcanzó el puesto de directora apenas once años después. La 'reina de los tabloides' se convirtió así en la editora más joven de Reino Unido tras asumir la firme creencia de que «en un mercado altamente competitivo es necesario llamar la atención del público».
Su afán por conseguir exclusivas llevó a la mano derecha del magnate australiano-estadounidenses a adoptar métodos pocos ortodoxos con tal de sorprender a sus lectores. Brooks llegó en cierta ocasión a disfrazarse de limpiadora para robarle una biografía inédita del príncipe Carlos de Inglaterra al diario 'The Sunday Times'. Tampoco tuvo reparos a la hora de llenar de micrófonos la habitación de hotel en el que se hospedaba James Hewitt para demostrar que mantenía una relación con Diana de Gales.
Los excesos para saciar su voracidad por publicar exclusivas, sin embargo, no le pasaron factura a la hora de mantener vínculos con importantes figuras de la política británica. La que fuera directora de 'News of the World' entre 2000 y 2003 y posterior consejera delegada de News International -de 2007 hasta el pasado 15 de julio- guarda una estrecha relación con el primer ministro, David Cameron, con quien cenó las pasadas navidades y montaban juntos a caballo en el condado de Oxfordshire. Sin importar las diferencias ideológicas, se identifica igualmente como buena amiga de Tony y Cherie Blair, así como del también 'expremier' Gordon Brown.
Pero sin dudas de quien se ha ganado su total confianza y un especial cariño, casi familiar, ha sido de Rupert Murdoch. Cuando el propietario de News Corporation llegó a Londres para intentar controlar el escándalo de las escuchas ilegales y fue preguntado por periodistas sobre cuál era su prioridad, respondió sin reparo: «Salvarla a ella».