El dulce más portuense se hiela
La tradición de la familia Ibáñez se alía con el maestro italiano para crear un delicioso anzuelo de clientes en la céntrica calle Luna El heladero Massimo Pozzi lleva la genuina teja de almendra al cucurucho
Actualizado:Suave al paladar, de textura cremosa, natural y nutritivo. El sabor más dulce de El Puerto concentrado en una sola cucharada. O en un lametón. La teja, una fina 'delicatessen' a base de almendra, se ha transformado en el helado más novedoso de la temporada. Un capricho en boca de todos los que pasan por la heladería 'Da Massimo', en la calle Luna. El heladero italiano ha sorprendido con una creación que conjuga la innovación que caracteriza su escaparate con la tradición de la familia Ibáñez, precursores de la elaboración de tejas artesanas como el dulce insignia de la ciudad.
«Al principio llamaba más la atención que hubiera un helado de teja que su sabor en sí. Poco a poco la gente lo fue probando y ha gustado mucho». Pero a Massimo Pozzi, oriundo de Monza (provincia de Milán), le costó un poco coger el punto al sabor. «La primera prueba que me trajo no me gustó. No sabía a teja. Había puesto las almendras sin tostar...». José Manuel Ibáñez, que desde su coqueta tienda de la calle Misericordia ha hecho de sus tejas uno de los más sabrosos 'souvenir' portuenses, ha sido en todo momento partícipe del proyecto de Massimo, a quien vende la materia prima. «Vino a pedirme permiso para utilizar el nombre y llegamos a un acuerdo. Ahora el nuevo producto nos beneficia a los dos, porque yo envío clientes a su heladería y él a mi tienda».
Ibáñez, prejubilado de 53 años, comenzó a hacer tejas en sus ratos libres cuando sus suegros poseían la panadería Gómez de Requena. Cuando terminó su etapa en la banca apostó de lleno por las tejas y su iniciativa ha dado trabajo a sus dos hijos, José Manuel y María, que las elaboran de forma completamente artesanal en una nave del polígono Las Salinas. Su tienda, a escasos metros de la heladería, es toda una boutique de la teja, con un estilo afrancesado y decenas de modelos de cajas de lata con alegres estampados muy apropiadas para regalo.
La visión comercial de ambos tiene mucho que ver con la fama que las tejas portuenses están adquiriendo a nivel nacional, sobre todo por los turistas de Madrid y Bilbao que eligen El Puerto como lugar de vacaciones y se animan a probar el helado de teja. «Quise tomar el dulce más típico, y la teja es además un producto de alta pastelería, ideal para mis helados».
Los falsos artesanos
Un producto, el helado, sobre el que existe tanta oferta como estratos de calidad. «Hoy día muchísimas heladerías se autodenominan 'artesanas', cuando lo que hacen es mezclar polvos con leche o agua. Yo aprendí en Italia los procesos puramente artesanales, pero es aquí donde más he aprendido, probando y equivocándome».
Pero el helado de teja de almendra, que pronto tendrá su compañero en el de piñones, no es más que la punta del iceberg de las creaciones de Da Massimo. En su escaparate cunde de todo menos la monotonía y los clientes se pueden encontrar desde los sabores clásicos hasta los más originales los inspirados en otros dulces: Oreo, Nutella, Kinder, cookies... Las frutas tropicales son otro de sus puntos fuertes, con sabores tan refrescantes como la sandía, el melón, el mango... El helado de torrija en Sevilla y el insólito de boquerones en vinagre, de Málaga, ya tienen su réplica portuense.