El Carmen no es una devoción costera
La Reina del Carmelo se paseó por las calles del centro de la ciudad acompañada por los sones musicales de la banda del Maestro Tejera
Actualizado:Jerez no tiene barcos, ni playas, ni puertos marítimos. No tiene brisa, ni olas, ni pleamares. Pero Jerez envuelve la devoción carmelitana entre botas centenarias de vinos, entre crines de caballos y un levante sofocante. Jerez hace suya a la Virgen del Carmen, y no lo hace cada 16 de julio, sino cada día en su Basílica, cada día de la novena, cada salve, cada eucaristía. Jerez está rendida a la devoción por la Reina del Carmelo, porque son muchos años de historia conjunta. Siglos que nada tienen que envidiar a los que el litoral ofrece de devoción por la patrona del mar, y de la Armada española. Curiosa la devoción por Nuestra Señora del Monte Carmelo en nuestra ciudad. Curiosa, porque está tan lejana en sus orígenes que sorprende su profunda devoción en Jerez. Cuenta la tradición que a algunos fieles que investigaban la vida de los profetas Elías y Eliseo en el Monte Carmelo, que actualmente pertenece a Israel, se les apareció una nube en la que iba una imagen de María y fueron convertidos al catolicismo. En ese mismo monte, y como se ha hecho con otras grandes apariciones de la Virgen María, construyeron un templo en honor a la Virgen. Esta aparición hay que situarla a comienzos del siglo XIII, y la Virgen entregó sus hábitos al superior general de la Orden carmelita, junto con un escapulario.
El mismo escapulario que llevan los caballeros y damas del Carmen, los que pueblan las calles de Jerez cada vez que el paso de la Señora recorre las calles de la ciudad. Cuenta la leyenda que la Virgen prometió librar del purgatorio a todas las almas que hubieran portado el escapulario en vida, y quizá por eso el uso del escapulario está extendido por todo el mundo sin distinción de países o culturas.
Jerez no vive ajena a la devoción por María, ni mucho menos. Jerez cuenta con grandes devociones, como el Carmen, o la Merced, o la Esperanza de la Yedra, a la que se ha querido hacer un guiño desde la Basílica del Carmen vistiendo al Niño Jesús en tonos verdes, como sentido homenaje por la próxima coronación canónica de la reina de la Plazuela. Y Jerez, un año más, se ha volcado con la Reina del Carmelo, llenando calles, plazas y cada rincón por el que pasaba la imagen. Curiosa también la respuesta de esta ciudad ante las grandes tradiciones, y como rechaza las grandes novedades. Sumidos como estábamos en procesiones casi sin público en la calle, Jerez acudió a su cita de cada verano con la Virgen del Carmen, olvidando el levante y el calor sofocante que reinaba en el centro de la ciudad a la hora en la que se ponía en marcha la procesión. Eran las ocho y cuarto de la tarde cuando se abrían las puertas de la Basílica, y comenzaba a salir el amplio cortejo de la procesión. Tan sólo el acompañamiento tradicional de la hermandad de la Lanzada, y las representaciones del mundo del mar, pero las filas iban repletas de devotos que desde anoche llenaban para la salve la Basílica del Carmen.
El paso iba exornado con los tradicionales gladiolos blancos junto con un friso de claveles del mismo color, toda una tradición para unas andas que pasan por ser una de las más ricas de nuestra ciudad. Sobre la cabeza, la Reina del Carmelo lucía la portentosa corona de oro que se le impusiera en su coronación canónica, una de las más importantes del mundo en su confección. Todo estaba preparado para que la procesión conquistara un año más los corazones de los jerezanos que se acercaron a la plaza Plateros, o a la Tornería, o a la calle Larga. Sin duda, los costaleros volvieron a convertirse en una referencia indispensable para los que asisitieron a la procesión, que quisieron comprobar las evoluciones de una cuadrilla ya muy consolidada.
Miguel Jaén, su equipo de auxiliares y su cuadrilla hicieron el resto para que un año más la procesión fuera un éxito, y consiguiera, sin pretenderlo, que el resto de cofradías de la ciudad se planteen los motivos por los que no tienen la capacidad de atracción que sí tiene cada año la Virgen del Carmen, la que es, sin duda, y con permiso de lapatrona, Nuestra Señora de la Merced, la gran devoción mariana de Jerez.